Es muy poco lo que se conoce de las excavaciones realizadas en el Circo Romano en 1915, autorizadas por el Estado a finales del año anterior y dirigidas por el sacerdote Ventura F. López. Aparte del descubrimiento de un fragmento de pedestal -incluido el pie- de una estatua romana al otro lado de la actual Avenida de Carlos III, aparecieron restos visigodos y diversos enterramientos de época islámica. «El señor López -según informaba el periódico Diario Toledano- ha recogido todos aquellos fragmentos y fustes de columnas visigodas (...) Con todos estos elementos ha formado un interesante conjunto, donde, colocadas estas columnas de pie a guisa de cipos unas, tumbadas otras, cual si el tiempo las hubiera derribado, dejando al descubierto apropiadas inscripciones, completan la impresión de vetustez que por lo allí agrupado reviste aquel lugar». Esta pintoresca presentación de los restos -en las antípodas de la arqueología contemporánea, aunque algunas de las inscripciones aparecidas, como la de Misol, fueron fotografiadas y estudiadas por Amador de los Ríos- incluía la rotulación de «Cementerio árabe-cristiano». Diario Toledano agradecía la colaboración del Ayuntamiento por medio de dos peones, pero, al mismo tiempo, alertaba contra «las profanaciones de los incultos y las probables destrucciones de la plaga de chiquillos semisalvajes y sin dominio de nadie que por allí pulula a todas horas», para lo que había sido necesario levantar una cerca de tierra y piedras. ‘El cura loco’, apelativo con el que Ventura F. López era conocido (acabaría sus días recluido en el viejo manicomio, el Hospital del Nuncio, donde murió en 1944), no fue realmente un arqueólogo. De hecho, sus ínfulas como erudito quedarían pronto relegadas frente a la labor de verdaderos historiadores, como Ramírez de Arellano y algunos miembros de la Real Academia de Bellas Artes y Ciencias Históricas de Toledo (según señaló Jesús Cobo en su trabajo sobre este peculiar personaje, publicado en la revista Archivo Secreto).
A finales de los años veinte, entre 1927 y 1929, serían tres en total las excavaciones realizadas. De ellas conservamos, aparte de una detallada memoria, testimonios visuales como las fotografías de Pedro Román y un levantamiento topográfico de Alfonso Rey Pastor. Fruto de estas campañas, coordinadas por la Comisión de Monumentos, se excavó la totalidad de las carceres, así como los graderíos, el hemiciclo y la spina situada frente a la Venta de Aires. Posteriormente, el Circo será estudiado en varias ocasiones.