La delegación de Manos Unidas en Toledo solicita financiación para los 14 proyectos que prevé desarrollar a lo largo de 2024 en diferentes países en vías de desarrollo. La entidad, vinculada a la Iglesia católica, recaudó durante el año anterior un millón de euros para sus actividades en la provincia diocesana; en el conjunto de España, el montante ascendió hasta los 50 millones y permitió la realización de medio millar de iniciativas en algunos de los rincones con más carencias del planeta.
El arzobispo de Toledo, Francisco Cerro, felicita el trabajo realizado por una de las instituciones «más prestigiosas de la Iglesia», aplaude un esfuerzo ininterrumpido durante 65 años y ensalza el papel de la mujer en la labor de Manos Unidas por el mundo. La actual campaña que impulsa la organización trata de salvaguardar los derechos medioambientales, una de las causas de pobreza en los países con peores indicadores de partida.
La institución apuesta por «un planeta sostenible, sin pobreza, hambre ni desigualdad». Entre los 14 proyectos encomendados a la diócesis primada hay ocho en África, dos en el Líbano, dos en Haití, uno en Filipinas y otro en Camboya. Uno de estos planes se desarrollará en la diócesis de Tánger, en la franja septentrional de Marruecos, y tendrá como objetivo la protección de los miles de migrantes africanos que se hacinan en este punto próximo a Europa. El arzobispo Cerro conocerá la realidad de la zona en un viaje que prevé realizar el próximo verano.
Las colectas de las parroquias de la diócesis del próximo domingo se destinarán a las iniciativas de Manos Unidas. «Es una semana muy fuerte», explica Antonio Juanes, delegado provincial de la institución. Las cuantías recaudadas tienden a mantenerse de un año para otro, aunque el arzobispo expresa su deseo de «ir subiendo».
Juanes asegura que Toledo es «una de las diez diócesis más solidarias en función del número de habitantes», un hecho que muestra la buena salud de la labor social de la Iglesia en la provincia. El reto transversal de los proyectos de 2024 es el cambio climático, un acontecimiento cuyas consecuencias son más evidentes en zonas con peores realidades socioeconómicas.
SISTEMA MATRILINEAL. El sacerdote Antonio Gasolina es el enlace de Manos Unidas en el norte de Mozambique. El cura se reconoce agradecido a una aportación que permitirá «transformar la realidad de los jóvenes» de su zona.
En el espacio donde ejerce su ministerio se da una «contradicción» que impide su desarrollo. «Existen recursos, pero no están al servicio de nuestra gente porque son exportados y no benefician a todos por igual».
La falta de energía ha sido uno de los problemas recurrentes en este espacio hasta que «un sistema fotovoltaico financiado por Manos Unidos en 2020 revolucionó la vida» de la comunidad local. La nueva fuente permitió la conservación de las alimentos o la presencia de recursos informáticos. Además, se creó una escuela agraria de formación teórica y práctica para la difusión de nuevas y más eficaces técnicas de cultivo. La enseñanza apuesta por frenar la migración hacia las principales ciudad del país.
Asimismo, un proyecto de asistencia a las mujeres propició nuevas oportunidades para muchas familias. «En nuestra tierra rige un sistema matrilineal y los hijos pertenecen a la familia de la madre; si hay problemas y los padres se marchan del hogar resulta muy difícil sustentar familias con hasta ocho o diez niños».
CONCIERTO. Mañana, a las 18.00 horas, el colegio Infantes acogerá un concierto solidario en beneficio de Manos Unidas, una interpretación a cargo del coro Jacinto Guerrero. Adela Torres, directora del Conservatorio, se congratula de la implicación de la comunidad educativa alrededor de este evento y festeja que «la música pueda ser partícipe de estos objetivos». El programa «variado y agradable» ofrecerá música española, clásicos y bandas sonoras.