Miguel Romero

CATHEDRA LIBRE

Miguel Romero


Gaudeamus Igitur

06/01/2025

A mediados del siglo XVIII, en algunas universidades alemanas, empezó a cantarse esta breve canción bajo el título de 'De brevitate vitae', cuyo significado alude a la Brevedad de la Vida, de autor desconocido.
Después, se generalizaba para los comienzos de cursos estudiantiles bajo el título de 'Gaudeamus Igitur' cuyo significado es Alegremos pues… , proponiendo un significado metafórico de que todo ha de empezar con alegría y con satisfacción por poder elegir la formación académica.
Los lectores se extrañarán de que podamos empezar nuestro año periodístico con este título, sin más; sin embargo, mi intención no es otra que iniciar un periplo que comienza con el espíritu del novato, ese que no mira hacia atrás sino que quiere y desea mirar hacia adelante, para pensar que este año que empezamos sea, si cabe, un poquito mejor que el anterior, ya que con eso bastaría si analizamos la cantidad de desgracias que hemos tenido que afrontar en un 2024 trágico. La DANA marcó la dichosa historia negra, sufriendo miles y miles de personas, una situación dramática que aún está por solucionar. Vidas perdidas, negocios hundidos, esperanzas rotas, proyectos irrealizados. Todo está por determinar porque los dineros llegan a cuentagotas y sin embargo, las instituciones responsables se dedican a tirarse los tejos, unas a otras, mientras la necesidad –que es la dura realidad– queda al margen. Por eso, no podemos olvidar lo de atrás con solo mirar hacia adelante, pero dicho esto, hay que intentar ser optimistas para entender que la vida debe de seguir camino.
Porque el himno universitario empieza diciendo «Alegrémonos pues, mientras seamos jóvenes», y eso que puede parecer una utópica realidad, debe de seguir camino. Ahora bien, continúa diciendo: «…tras la divertida juventud, tras la incómoda vejez, nos recibirá la tierra. ¿Dónde están los que antes de nosotros pasaron por el mundo?», y esta otra aseveración sí que puede dañar el conformismo, porque deberíamos reflexionar ante la situación social, y no con solo vivir al día en ese Carpe Diem que ahora tanto se lleva, está la solución a los muchos problemas que nos acucian, sino hacer hincapié en la asunción de la responsabilidad –que todos tenemos– para mejorar o exigir mejoras a quiénes tienen la sartén por el mango.
Y aún así, Gaudeamus Igitur puede ser un buen comienzo de año, pues con la esperanza de que todo pueda mejorar y de que los corazones se impongan a las mentes retorcidas, potenciemos la esperanza que, como palabra bonita, debe de tener el sentido que bien merece.

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