Hace poco menos de un año, un acto vandálico en los restos de la sinagoga del Sofer, en la calle Reyes Católicos, causó indignación entre los guías que muestran el templo y sirvió de impulso para que el Consorcio, responsable del espacio, reparara lo necesario e hiciera una limpieza.
Once meses más tarde, el agua de los aljibes allí existentes han sacado a la luz nuevos restos de basura. Eso ha provocado de nuevo la indignación de los guías y visitantes.
Hace tiempo que el Consorcio decidió dejar abierto el espacio, después de varias situaciones en las que había caído algo valioso desde el suelo de listones de madera del exterior, que le sirve como techo. Eso ha facilitado el acceso a todo el mundo, también a quienes han aprovechado para hacer varias pintadas en el espacio. También hay quienes lo utilizan de urinario o, directamente, de papelera. La situación es de suciedad en todo el entorno.
Más allá, con la bajada del agua por razones desconocidas, se ve en los aljibes mucha basura, entre otros, algunos puntales, quizás de las cadenas que pone el Consorcio para impedir entrar en ciertas zonas, así como lo que parece un motor con hélices. Cuando el agua estaba alta, no se veía, parece «una práctica de limpiar escondiendo».