El presidente de la Asociación de Antiguos Aprendices de la Fábrica de Armas, Antonio Sáez, se plantea incluso llevar a la Universidad de Castilla-La Mancha a los tribunales, si su Junta Directiva lo apoya. Porque tras años esperando que le repongan una sede en el Campus Universitario, esta no solo no llega. El colmo ha sido que las últimas riadas han afectado a los sótanos del Vicerrectorado de Internacionalización, donde la Universidad metió los fondos de la Asociación hace siete años. Allí el agua llegó a subir de diez a quince centímetros. A falta de una valoración en profundidad, los Antiguos Aprendices temen que los daños en el patrimonio hayan podido ser cuantiosos.
Tras conocer lo ocurrido, miembros de la Asociación se pasaron la pasada semana por los sótanos y sacaron algunos libros de las cajas, «están todos chorreando», apunta Sáez. Su temor es que sea todo «una ruina». Hay dibujos y gravados del departamento de Artística. La humedad y el óxido también han podido dañar los trabajos de ajuste de hierro dulce hecho a mano por los aprendices.
La Asociación se ha puesto en contacto con la Universidad para que se saque todo el material a la calle y se pueda airear y secar, aunque de momento no tiene respuesta a su petición formal. Se lamenta que hasta que no pase la Semana Santa pueda continuar mojado el material. «Lo triste de todo esto es que estamos hablando de Patrimonio, esto es historia de Toledo», apunta Sáez.
De telón de fondo está la petición de los Antiguos Alumnos de recuperar un espacio en el Campus, para que no vuelvan a ocurrir estas cuestiones.
Reclamación de sede. Estos daños en sus fondos vienen después de años de la Asociación de Antiguos Alumnos reclamando una sede en el actual Campus Universitario de Toledo. La Asociación, apunta Sáez, nació en la antigua Fábrica de Armas hace ya tres décadas e incluso estuvo allí cuando esta estaba cerrada, «nosotros seguíamos pasando porque los rondines nos dejaban pasar a nuestra sede».
Una sede que históricamente estuvo en el edificio Sabatini. Hasta que con la llegada de la Universidad de Castilla-La Mancha se produjo un traslado. Evangelina Aranda, vicerrectora del Campus de Toledo, prefirió buscarle un lugar mejor, con lo que se produjo un traslado a la actual facultad de Aeronáutica, donde ha podido desarrollar su actividad durante lustros.
El problema es que la nave se tuvo que utilizar para otras cuestiones. Coincidió con un grave problema familiar del entonces presidente de la Asociación, que no pudo estar pendiente. De forma que, durante la obra del pabellón de la sede, apunta Sáez, la Universidad pidió las llaves. Al año y medio, hubo nuevos cargos de la Asociación, que se encontró de pronto con que no tenía sede. Estaba en obras y sus fondos se habían llevado a un sótano del Vicerrectorado de Internacionalización. En todo momento les dijeron que tendrían nueva sede, pero de momento esta no ha llegado.
Fue tras la pandemia cuando la renovada Asociación trató de retomar los contactos con la Universidad para recuperar una sede donde han estado siempre, en la Fábrica de Armas, pero sin éxito. Lo curioso, apunta Sáez, es que en el Campus todo el mundo les reconoce que «vosotros tenéis que estar aquí, esta es vuestra casa». Pero a la postre quien tiene que firmarlo no les da sitio. Recuerda el presidente de los Antiguos Aprendices que ellos en realidad no están en la misma situación de otras entidades que pueden estar buscando local: ellos tenían su espacio, pero fue la Universidad quien se lo quitó, siempre con la promesa de buscarles otro, «nos han echado y queremos un local igual o uno similar».
El propio rector de la Universidad, Julián Garde, se comprometió hace tres años a buscar una solución, que de momento no llega, «y ahora el remate es que ha entrado agua en los sótanos donde nos metió la Universidad nuestras cosas».