Sigaus recogió durante el pasado año 2022 más de 6.000 toneladas de aceite industrial en Castilla-La Mancha de 4.500 establecimientos de la región, un aceite que fue transformado, tras su tratamiento, en nuevos lubricantes y energía.
Según ha informado Sigaus, la economía circular "avanza en la comunidad castellanomanchega", detallando que el 83% del aceite industrial usado recogido en Castilla-La Mancha durante el pasado año se destinó a regeneración, el tratamiento que permite convertir el residuo en nuevos lubricantes.
Gracias al residuo regenerado fue posible producir más de 3.000 toneladas de nuevos lubricantes, evitando así el consumo de 1,5 millones de barriles de petróleo y la emisión a la atmósfera de más de 3.300 toneladas de CO2. El 17% restante del aceite usado se destinó a valorización energética, produciendo un combustible similar al fuel óleo.
En 2022, más de 4.500 establecimientos castellano-manchegos de todo tipo generaron 7.956 toneladas brutas de aceites industriales usados, una cantidad que incluye un 24% de impropios, como agua o sedimentos. Más de la mitad de estos establecimientos (2.334) fueron talleres mecánicos (establecimientos multimarca, multiservicios, concesionarios o de mecánica rápida), constituyendo la actividad de mayor generación de este residuo peligroso, ya que fue el 45% del volumen total recuperado en la región por Sigaus, el sistema encargado de gestionar este residuo peligroso en toda España.
El resto del residuo se recogió en sectores muy heterogéneos como la industria, la agricultura, el comercio, la hostelería, el transporte o la construcción y puntos de generación muy diversos como hospitales, instalaciones militares, campos de golf, centros educativos o puntos limpios, entre otros, que sumaron un total de 2.204 establecimientos (el 49% del total).
PROTECCIÓN AMBIENTAL EN ZONAS VULNERABLES
El consumo de lubricantes en actividades económicas tan diversas conlleva que los aceites usados resultantes se generen de manera muy fragmentada y dispersa en el territorio, lo que requiere de una operativa compleja y costosa. Durante el pasado año, a través de la red de gestores que recogen aceites usados, se llevaron a cabo 10.137 recogidas en los 515 municipios castellano-manchegos en los que se generó este residuo.
Un gran número de recogidas tuvieron lugar en áreas rurales, donde se ubican el 39% (2.472) de los establecimientos atendidos por Sigaus. En ellos se recuperaron 3.125 toneladas de aceites industriales usados. La recuperación del residuo en este entorno es especialmente importante, ya que la mayoría de zonas vulnerables desde el punto de vista medioambiental (como espacios naturales protegidos, ríos o humedales) se encuentran en el medio rural.
En 2022 Sigaus recogió 628 toneladas de aceites usados en las inmediaciones de 19 espacios protegidos (Parques y Reservas Naturales, Reservas de la Biosfera y Zonas Ramsar). Solo en los alrededores de la Reserva de la Biosfera de la Mancha Húmeda se recogieron 414 toneladas de aceites usados en 376 establecimientos.
Por otro lado, en el entorno de recursos hídricos, como ríos, lagos o embalses, y de zonas sensibles a la eutrofización de Castilla-La Mancha se recogieron 74 toneladas de aceites usados generados en 53 establecimientos ubicados a menos de 250 metros. La recuperación del residuo en estas áreas es vital, ya que un vertido de aceite industrial usado en el agua puede perdurar durante 15 o 20 años, impidiendo su oxigenación y dañando gravemente los ecosistemas existentes en estos entornos acuáticos.
En Castilla-La Mancha, el 83% del aceite usado gestionado durante el pasado año fue tratado mediante regeneración, el tratamiento ambientalmente prioritario. El volumen de residuo destinado a este proceso, 5.021 toneladas, permitió la producción de 3.143 toneladas de nuevos lubricantes. Gracias a esta gestión, se evitó el consumo de los 1,5 millones de barriles de petróleo que hubieran sido necesarios para fabricarlos mediante el refino del petróleo. Además, la regeneración de aceite usado gasta menos energía y emite menos gases de efecto invernadero que la producción de lubricantes de primer refino. En este sentido, la regeneración del aceite usado evitó la emisión a la atmósfera de 3.349 toneladas de CO2.
Los aceites usados que no fueron destinados a regeneración, 998 toneladas (17%), se sometieron a un proceso de descontaminación mediante procesos físicos (decantación, centrifugación y filtrado) y reactivos químicos para convertirlos en un combustible de uso industrial, de características similares al fuel óleo tradicional, que es utilizado en centrales térmicas, cementeras, papeleras o equipos marinos, entre otros.
Gracias a este tratamiento, se evitó la emisión a la atmósfera de 547 toneladas de CO2 y el consumo de cerca de 103.000 barriles de petróleo que se hubieran necesitado para fabricar ese combustible a partir del petróleo.