El toledano Martín Molina defendió su tesis doctoral, titulada Crisis sucesoria y luchas por el poder en la corona de Castilla 1275-1331, en el Paraninfo de Lorenzana de la Universidad de Castilla-La Mancha. La investigación plantea un doble recorrido histórico y jurídico para comprender la evolución política del más importante reino peninsular de la Edad Media durante los últimos años del siglo XIII y en los albores del siglo XIV. El trabajo presentado por quien fuera concejal del Ayuntamiento de Toledo contrapone las legislaciones existentes en aquella época respecto a la sucesión monárquica, recorre las diferentes formas -electivas o hereditarias- para el remplazo del soberano y apunta las similitudes que la Constitución vigente, que establece la sucesión del jefe de Estado por herencia y primogenitura, tiene con la fórmula que se impuso en la península tras la resolución de aquel trance.
Molina centra su estudio en los años anteriores al final del reinado de Alfonso X, una figura de la que es un acreditado estudioso; el nuevo doctor fue el coordinador del Consejo Rector que articuló las celebraciones por el octavo centenario del rey sabio en 2021.
La muerte de Fernando de la Cerda, hijo de Alfonso X, en 1275 trastocó los planes para la sucesión. El fallecido tenía un hijo de muy corta edad, aunque el trono finalmente recayó en la figura de Sancho, el segundo hijo del soberano. Sin embargo, el primogénito de De la Cerda, de nombre Alfonso, reivindicó durante décadas sus derechos al trono. Aunque no lo consiguió, la cuestión generó el interés de los reinos más próximos al de Castilla, territorios que trataron de obtener los mayores réditos posibles ante la debilidad interna de la corona castellana. Las dos posibles vías para abordar el problema partían de El espéculo, «un intento de dar una base legal al derecho sucesorio basado en la costumbre de Castilla», y de Las Siete partidas (O Libro del fuero de las leyes), dos cuerpos legales que recogían diferentes respuestas a la situación; el primero de ellos, procedente de la tradición local; el segundo, surgido de las ideas que procedían de universidades foráneas. Las Siete Partidas se convirtieron en el intento alfonsino «de pasar de la costumbre a la ley».
El contexto político del reinado de Alfonso X coincidió con el «tránsito» desde una sociedad feudal que trataba de «resistir» hacia el Estado moderno «que promovía ese gran rey innovador». La pervivencia del reino de Castilla y León, reunificado por Fernando III El Santo, se convirtió en el gran objetivo de la soberanía alfonsina, una meta compartida por María de Molina, una figura determinante en este tiempo y esposa de su sucesor y segundo hijo, Sancho IV.
La investigación de Molina detalla los orígenes de la monarquía hispánica, desde el dominio visigodo hasta las transformaciones sucesivas que, tras la resistencia a la invasión musulmana, cristalizó en los reinos asturleonés, castellano, navarro y aragonés.
El tribunal que juzgó el trabajo de Molina, presidido por el profesor Ricardo Izquierdo (UCLM) y con los profesores Javier Alvarado (UNED) y Emma Montanos (Universidade da Coruña) como vocales, consideró la investigación presentada como «una tesis sería, honesta y rigurosa» que aporta luz a uno «de los periodos más convulsos e interesantes de la historia de España», unos años también marcados por las tensiones entre el centralismo real y la perifería que representaban los «intereses nobiliarios alejados de la corte» que aspiraban a influir.