No le va a bien a Pedro Sánchez, la prueba es que en 24 horas de diferencia ha concedido largas entrevistas a medios cómodos, que no le ponen contra la pared. No le va bien porque es lo que suele ocurrir con los mentirosos compulsivos, sean ciudadanos de a pie o presidentes de gobierno, y en ese capítulo Sánchez se lleva la palma, el primer premio.
Ha intentado explicar que es ajeno a la mentira, y solo ha conseguido caer en un ridículo mayor que el de aquella falsa e irrespetuosa risa que utilizó en el Congreso para tratar de desacreditar a Feijóo. Hace unas semanas dijo que él no mentía sino que cambiaba de opinión; ahora, que no miente porque la única verdad está en la realidad. Interpretación muy libre de Aristóteles.
Acaba de salvar dos importantes decretos prometiendo a Junts -7 escaños- las competencias de inmigración para Cataluña. Cuando se enteró de que no podía hacerlo porque constitucionalmente pertenecen al Estado, habló entonces de delegar, no de transferir. Pero mencionó un comunicado que no existe, o que debe tener escondido en alguna parte.
Turull, de Junts, fue muy claro: si no se confirman las competencias en inmigración, "colorín colorado", que no hizo falta traducir porque Turull lo dijo en castellano. Si Sánchez no cumple lo prometido, el cuento se ha acabado, y sudará sangre para sacar adelante sus iniciativas de gobierno. Junts, con Puigdemont y Turull, no es una broma.
El presidente intenta que se hable menos de lo suyo y provoca titulares con cambios en el partido, pero la gente ya no está para hacerle la ola: es un político instalado en el engaño a los socios, y los de Junts no tragan ni van a tragar. No solo con la inmigración. Han advertido que les ha prometido referéndum además de la amnistía y no renuncian a convocar el referéndum. Dan por hecho que el Tribunal Constitucional aprobará la ley de amnistía una vez que la apruebe el Parlamento, como si Sánchez se lo hubiera garantizado.
Sánchez celebra comité federal en Cataluña para potenciar la campaña electoral, pero las encuestas son tozudas y los gallegos más; sienten más inclinación por el Bloque que por el PSdeG de Besteiro, un problema serio para el presidente de gobierno. Que se ha encontrado con un Pablo Iglesias que no perdona el desprecio con el que Yolanda Díaz ha tratado a Podemos, y sobre todo a su mujer, Irene Montero.
Iglesias, cuando se convocaron elecciones en Galicia para el 18 de febrero, pidió el voto para el BNG, no para Sumar. Después, descolgó el teléfono para impulsar un pacto entre Beiras y Ana Pontón, ex BNG y creador de Anova el primero, y candidata y líder del BNG la segunda. Al BNG, Anova, Esquerda Galega y Podemos, traicionó Yolanda Díaz.
Junts ha calado a Sánchez, y Yolanda resta votos al PSOE y a Sumar en Galicia.
Complicado panorama el del presidente…