Todas las aficiones sufren. Pero unas más que otras. La del CD Toledo ya tiene otra anécdota más que contar. Con el tiempo se le pondrá nombre, como el 'Sangonerazo'. O quizás sea solo una mala tarde más dentro de la historia. El caso es que esta gente, los que van de verde, los que quieren ver a su equipo más arriba tienen ya otro drama a sus costillas.

Con cuenta gotas, la gente se fue acercando al estadio para vivir el ambiente y prepararse para el encuentro. El punto álgido se vivió a la salida de los jugadores. Lo del himno 'a capella' no termina de cuajar, así que improvisó un '¡Toleeeeedo, Toleeeeedo, Toleeeeedo!' que resultó mucho más bonito. Todo hay que decirlo.

Era normal mantener el ritmo de concentración en los primeros compases, y si es con alguna ocasión, más justificado. El estadio estalló con el tanto deManu Gavilán en el minuto 6. Volvió a jalear a su equipo. Se había puesto por delante. Pero tocaba sostener después el empuje del Almería B.

Otra drama a las costillas - Foto: Yolanda LanchaComo no es posible estar siempre al cien por cien, la afición fue apretando cuando era necesario. En las aproximaciones de los visitantes contuvo la respiración para no lamentar un gol. Pero también dispuso de momentos de lucidez de su Toledo. Y, por supuesto, pitó y apretó con alguna decisión del colegiado. Llegó el descanso, y el gran aplauso con el que despidieron a sus futbolistas hacía presagiar que medio ascenso ya estaba de camino. Pero había que rematarlo en la segunda parte.

De hecho, tocó redoblar esfuerzos con una salida bastante impetuosa del conjunto andaluz. Pero se aguantó el chaparrón, y la hinchada no dejó de animar en esas situaciones desfavorables. Pero el Toledo consiguió quitarse un poco la presión. Y se agradeció desde la grada.

Lo peor llegó con el empate, en el minuto 58, después de un doble cambio. Los seis mil largos se quedaron mudos, y solo se escuchó a los 200 de Almería. Allí se fueron a celebrarlo con ellos los chavales. Lógicamente.

Otra drama a las costillas - Foto: Yolanda LanchaCon el triple cambio del Toledo en ciernes, la gente comenzó a cantar aquello de '¡Sí, se puede'! Pero, en verdad, empezó a introducirse el pavor en el Salto del Caballo. El silencio se quebró con un disparo de Abraham, que intentó colocarla en la escuadra. Esa ocasión arrancó nuevos cánticos: '¡Loooo, lo, lo, lo, lo, forza Toledo!'.

Los derroteros que estaba tomando el encuentro no dieron respiro. Faltando siete minutos para cumplirse el tiempo reglamentario, el hielo se cortó con el tanto de Rachad. Nadie lo esperaba, pero llegó. El osado de turno levantó a una afición tumbada por la situación.

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