Joana ama los perros. Recuerda toda su vida acompañada de ejemplares y cumpliendo continuamente las normas; siempre ha recogido las heces en bolsas durante esos paseos por Albarreal de Tajo. Ahora, se fija mucho en los excrementos y en los dueños que infringen las normas en plena moda de posesión de canes. Ahora, Joana ejerce de alcaldesa en este pueblo de menos de un millar de habitantes y ha aprobado una ordenanza municipal sobre tenencia de animales, publicada el miércoles en el Boletín Oficial de la Provincia. Otros consistorios optan por lanzar mensajes alarmantes para corregir escenas desagradables, como la de una pista polideportiva de Barcience con un reguero de heces.
Joana Simón paseaba recientemente con su perro y le mordió otro por la desidia del dueño. Desde el verano, los problemas se multiplican por los comportamientos incívicos. Una vecina de la urbanización Nuestra Señora de la Esperanza colocó carteles harta de las abundantes deposiciones por las calles. «No daba abasto el equipo de limpieza», lamenta la alcaldesa.
«La tenencia de animales es una actividad que suele generar conflictos entre los vecinos, dada la producción de ruidos, olores y otras molestias, connaturales a ellos si no se extreman los cuidados. El problema se acentúa cuando se trata de municipios de muy escasa población y cuya estructura es básicamente rural, en los que se mezclan viviendas con pequeñas instalaciones que albergan animales para el consumo familiar, la práctica de la caza o la propia guarda de las propiedades», expone el Ayuntamiento de Albarreal de Tajo entre los motivos de esta norma, que pretende conjugar la higiene, la salud pública y la seguridad de las personas y bienes. Las infracciones y sanciones corresponderán a las tipificadas en la ley de Bienestar, Protección y Defensa de los Animales de Castilla-La Mancha
El mismo miércoles que el Ayuntamiento de Albarreal de Tajo publicaba la ordenanza en el Boletín Oficial de la Provincia, el Ayuntamiento de Garciotum difundía un bando que llamaba al orden. «Los propietarios de perros deben comprender que puede haber personas que se sientan asustadas por un perro, cuando se acerquen a ellos, aunque el dueño sepa que 'no hace nada'. Hasta que lo hace o pasa algo», reprochaba este pequeño municipio de la Sierra de San Vicente.
El alcalde, David Palomares, amenazaba con sanciones de entre 750 y 1.500 euros y resalta que los perros deben pasear por las calles sujetos con correas. «No se permitirá que anden perros sueltos sin la presencia del dueño. De encontrarse en esta situación, se comunicará al servicio de recogida de perros abandonados», advierte.
«Las deposiciones caninas en la vía pública constituyen un grave problema. Su presencia en las calles representa un riesgo importante para la integridad física de los ciudadanos, pues pueden ocasionar resbalones y caídas, constituyen además un peligro de contagio de enfermedades y perjudican el ornato del municipio», proseguía Palomares.
El Ayuntamiento de Consuegra publicó también el miércoles que los propietarios de los perros deben recoger los excrementos de sus mascotas para «mantener una buena convivencia y armonía entre los vecinos».
El Ayuntamiento de Barcience estuvo el pasado día 7 menos diplomático por esas heces caninas repartidas en una pista polideportiva. «Es labor de todos conservar los espacios e instalaciones públicas. Meter los perros en las pistas polideportivas para dejarlas en este estado tan lamentable donde después van a jugar los más pequeños, no tiene nombre. Se puede ser guarro y luego está esto», espetó a los responsables.