Toledo honra a los abogados del turno de oficio

A. L. Ramos
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El Consistorio toledano designa una plaza en los aledaños de los juzgados a estos juristas por garantizar el acceso a la justicia para todos

El turno de oficio será homenajeado en la confluencia de Trinitarios con Bajada de Barbones. - Foto: Yolanda Lancha

En un acto de reconocimiento a la dedicación y el compromiso con la justicia, el Ayuntamiento de Toledo ha decidido rendir homenaje a los abogados del turno de oficio de la ciudad, dedicando la plaza situada en la confluencia de la calle Trinitarios con la Bajada de Barbones (a la espalda del Palacio de Justicia) a estos profesionales esenciales para garantizar el acceso a la justicia de los más desfavorecidos. Este gesto, que marca un hito en la historia de la abogacía toledana, responde a la labor desinteresada de los letrados que, a diario, prestan sus servicios de forma gratuita a quienes más lo necesitan, sin importar su situación económica.

Ángel Cervantes, decano del Colegio de la Abogacía de Toledo, subraya la importancia histórica de esta función desde los primeros momentos de la constitución del colegio, fundado en 1838. En sus palabras, los abogados del turno de oficio siempre han sido la «causa de los pobres», encargados de garantizar que todos, independientemente de su poder adquisitivo, puedan acceder a la justicia. La figura del abogado de oficio está respaldada por la ley, que establece la justicia gratuita para aquellos que acrediten insuficiencia de medios económicos.

«Imagina un estado social y democrático de derecho en el que, si no tienes dinero, no pudieras defenderte», reflexiona Cervantes, destacando que la labor de estos abogados es fundamental para garantizar la igualdad de derechos para todos. «El turno de oficio está presente 24 horas al día, 365 días al año, y siempre hay abogados disponibles para asistir a un detenido, gestionar una reclamación o defender a alguien que, de otra forma, no podría pagar un abogado», explica.

El decano también señala la alta valoración que los ciudadanos otorgan a este servicio, con una calificación de 8,5 sobre 10 en el Observatorio de Justicia Gratuita. Esto demuestra la aceptación y el respeto de la sociedad hacia los abogados del turno de oficio, quienes se enfrentan a casos complejos y, muchas veces, desconocidos para el público en general.

Uno de los aspectos más destacados de esta labor es la variedad de casos que los abogados del turno de oficio gestionan. Desde reclamaciones por incapacidad o pensiones de alimentos hasta casos de violencia de género o desahucios, los abogados están ahí para defender a quienes no pueden permitirse un abogado privado. Cervantes también menciona el caso de las primeras demandas de nulidad de los gastos hipotecarios abusivos de los bancos, que fueron llevadas a cabo por abogados del turno de oficio. Estos profesionales no solo brindan asistencia legal, sino que también se enfrentan a situaciones complejas con una alta dedicación y formación técnica.

El reconocimiento de la ciudad de Toledo, con la dedicación de una plaza, es un paso importante en el reconocimiento de esta labor. Cervantes recuerda que esta es una vieja reivindicación del Colegio de la Abogacía, que finalmente se ha hecho realidad gracias a la colaboración con las autoridades locales. Este homenaje, además de reconocer la profesionalidad de los abogados del turno de oficio, también destaca su vocación de servicio público, que va más allá de lo económico y busca garantizar la igualdad de acceso a la justicia.

«La dedicación de esta plaza es un homenaje a un colectivo que, muchas veces, pasa desapercibido, pero cuya labor es esencial para el correcto funcionamiento del sistema judicial», apunta Ángel Cervantes, agradeciendo a la ciudad de Toledo por este reconocimiento a los abogados que, con su esfuerzo y dedicación, contribuyen a la justicia y a la defensa de los derechos fundamentales de todos los ciudadanos. Finalmente, exige al Ministerio de Justicia que tenga mayor celeridad en los pagos a estos abogados. «El ministerio paga mal, tarde y nunca», concluye el decano.