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Familiares y amigos de Blas Piñar le dieron ayer su último adiós en el cementerio de Nuestra Señora del Sagrario. El político toledano yace ya en el panteón de la familia Duque, junto a los padres de su mujer.
Su entierro se desarrolló en la más estricta intimidad y con un carácter marcadamente religioso. Desde un buen rato antes, la rama toledana de su familia, con Antonio Muñoz Perea al frente, estuvo recibiendo a las puertas del cementerio al nutrido número de invitados. Al lugar tan sólo se acercaron los más cercanos, sin que hubiera presencia de políticos de primera línea regional.
Poco a poco fueron llegando los invitados en una mañana fría y desapacible, estropeada por ratos de llovizna. Hasta que minutos antes de las once, arribó el hijo varón mayor del fallecido, el general Blas Piñar Gutiérrez, que precedió al féretro. El cuerpo de Blas Piñar llegaba desde Madrid, donde el político, escritor y notario toledano había fallecido el día antes. Familiares y allegados colaboraron en llevar el féretro a hombros hasta la capilla del cementerio, donde se celebró el funeral.
Adiós religioso. Minutos después llegó la viuda del fallecido, Carmen Gutiérrez Duque, quien se dirigió lentamente hasta el templo apoyada en el brazo de su hijo primogénito.
El último adiós a Blas Piñar tuvo un marcado carácter religioso. El deán de la Catedral Primada, Juan Sánchez, fue el encargado de oficiar el funeral, que concelebraron otros dieciséis religiosos. Todo ello, ante un féretro cubierto con los colores nacionales.
Posteriormente, el ataúd se condujo hasta el panteón de la familia de la mujer del fallecido, donde Blas Piñar descansa ya acompañando a sus suegros.