Se habla del éxito de una marca cuando su propio nombre se acaba imponiendo al del propio producto que ilustra. Es lo que viene pasando históricamente con La Casera y la gaseosa, que le ha usurpado el concepto nominativo a lo largo de los años sin menospreciar a otras marcas de gaseosa. Y no lo dice el que escribe estas líneas, sino un emocionado Emiliano García-Page tratando de transmitir el sentir general de muchas generaciones en el acto del 75 aniversario que se celebró ayer en las instalaciones de la propia fábrica toledana.

Es inevitable que tampoco se conciba el polígono industrial de Toledo sin su planta de La Casera, ahora renombrada como Suntory Beverage & Food Spain (SBFS), aunque pasa un poco igual a lo que trataba de explicar el presidente regional anteriormente. El caso es que Toledo y sus administraciones rindieron homenaje ayer a esta icónica marca que lleva en Toledo desde el año 1949. Muchos se pensarán que desde aquel curso yace la instalación en la parcela actual del polígono industrial, pero sus orígenes se remontan a unos terrenos ubicados en General Villalba, cuando a su alrededor aún no existía lo que hoy es la avenida de Europa.

Tantos años después, La Casera ha permitido que miles de toledanos formen una familia, dándoles trabajo y estabilidad. Actualmente, alrededor de 300 personas trabajan en una compañía que genera más de 700 millones de botellas para su distribución a la sociedad al año, lo que equivale a 355 millones de litros anuales.

75 años de servicio a la sociedad toledanaPero más allá de las cifras que reportan, desde la empresa, lo que han querido transmitir en este 75 aniversario de la marca es su apuesta por los valores. Su directora general, Sara de Pablos, explicó que el camino de Suntory Beverage & Food Spain avanza hacia la sostenibilidad y el cuidado del medio ambiente, de modo que recalcó la intervención de la compañía a la que representa en el proyecto 'Guardianes del Tajo', por el que han sido galardonados recientemente por la consejería de Desarrollo Sostenible y en el que tratan de mejorar la calidad del agua del embalse del Guajaraz con un concepto de santuario del agua. Sobre dicho proyecto, De Pablos señaló que la intención es devolver la neutralidad en el año 2030, es decir, devolver al pantano todo el agua que le han cogido prestada a lo largo de la historia. 

Las autoridades políticas no tardaron en deshacerse en elogios hacia la compañía. Emiliano García-Page recordó ayer los difíciles momentos por los que han llegado a pasar, en los que narró que llegó a ponerse en duda incluso su viabilidad económica, y que ha quedado en anécdota con la llegada de los actuales propietarios. Además, el presidente regional destacó que la presencia de La Casera en la ciudad siempre fue un arma para poder atraer a otras empresas. 

Carlos Velázquez, por su parte,  recordó aquellos tiempos en los que La Casera se ubicaba en la avenida General Villalba, siendo ya referente en aquella época, mencionó el alcalde.