La apuesta de Puy du Fou por Toledo pareció otro de tantos proyectos. Pero el parque temático sobre la historia de España, el espacio donde convergen didáctica, ocio y naturaleza, se materializó sin que la pandemia supusiera más que un pequeño paréntesis en su desarrollo. Un millón y medio de visitantes pasean cada año por las 30 hectáreas de extensión del recinto. Convertido en uno de los principales reclamos de la capital regional, su apertura ha reforzado la oferta patrimonial y monumental de una ciudad que reconoce, con la Medalla de Oro con motivo de la festividad de San Ildefonso, el impulso social y económico que esta iniciativa ha generado.
La distinción supone «un paso más en la oficialización de una relación muy fructífera de cariño y amor mutuo», aseguró Erwan de la Villéon hace algunos días en La Tribuna. Desde la empresa defienden el impacto positivo de una actividad que genera unos 1.100 puestos de trabajo directos y casi 3.000 empleos indirectos. Más allá de las cifras, el vínculo entre la ciudad y el parque supone el principal motivo de orgullo para el consejero delegado de la filial española. «Toledo es un monumento vivo de la historia de este país y Puy du Fou es parte de este monumento», detalla el directivo. En cualquier caso, la relación entre partes deja a la urbe milenaria en una posición preeminente. «Somos un hijo de la ciudad, no un matrimonio».
La difusión de la historia en una sociedad que no termina de llevarse del todo bien con algunas narrativas sobre sí misma ha supuesto otra de las aportaciones significativas de Puy du Fou. «Somos una serie de herramientas para ver la historia de una forma positiva, que no divida a la gente, sino que la una», apunta De la Villéon.
La vigencia del Proyecto de Singular Interés (PSI) que alumbró la construcción del parque finaliza en 2035. Las ampliaciones del recinto proseguirán hasta esa fecha, también un esfuerzo inversor que se extenderá a partir del patrón del original en La Vendée. «No hemos venido a plantar todo en 10 años e irnos. En Francia llevamos 45 años, y durante todo ese tiempo se han ido abriendo espectáculos y aquí será igual», añade el responsable de la empresa, al tiempo que presume de una inversión entre 2018 y 2028, primer marco temporal previsto por el PSI, de 350 millones de euros, 110 más de los previstos.
La evolución del parque incluye la construcción de hoteles, una labor que supondrá un cambio de paradigma respecto al actual negocio del hospedaje en la ciudad. «El 80% de nuestros visitantes también van a Toledo. El 50% se alojan en la zona. Han sido medio millón de pernoctaciones en 2024. Es una pena que no todos se puedan alojar en Toledo y eso es lo que queremos cambiar: que no duerman en Madrid, sino aquí», relata.
De la Villéon insiste en la idea de que el parque de los próximos años tiene que «estar a la altura» de Toledo, un reto que supone reeditar el éxito cosechado desde el verano de 2019, fecha de apertura de puertas e inauguración de El sueño de Toledo, el afamado espectáculo nocturno de Puy du Fou.
«Somos herederos de una joya: hay que subir el nivel de la cultura de la visita, necesitamos más calidad tanto en lo cultural como en el hospedaje», apunta el CEO del parque. A lo largo del recién finalizado 2024, Puy du Fou ha incorporado a 400.000 visitantes más, un repunte que difícilmente se ha producido en otros recintos equiparables en el resto del país. El crecimiento continuado, un alza que desborda las previsiones más optimistas, requiere de una respuesta suficiente para absorber el flujo sin que la condición minore.
El hecho de que como parte de la ciudad «se nos juzgue positivamente» es una realidad que De la Villéon asume no como «un regalo» del actual equipo de Gobierno, sino como un obsequio de Lope de Vega, Cervantes, Cisneros o la reina Isabel. «Estos son los que me dan este premio», remacha.