Irene Sánchez-Escribano salió de Barcelona con la mínima para los 3.000 obstáculos del próximo Mundial, en agosto en Budapest, y para los Juegos Olímpicos de París del año que viene. 9:20.04 es su nueva marca personal. La toledana confiesa que «sabía que valía ese tiempo», pero es que ahora, después de su carrera en el Mitin Internacional Ciudad de Barcelona del pasado miércoles, cree que vale «incluso menos».
Y es que, no era esperable que «en una carrera en la que estábamos solo Carolina Robles y yo, pudiéramos bajar de 9:23, sí entraba dentro de los planes la mínima de repesca de 9:27». Desde el principio, la atleta del Adidas era consciente de que «íbamos muy rápido», y tenía claro que «solo un bajonazo importante nos iba a quitar la mínima».
La capitalina insiste en el progreso que ha experimentado desde el mes de mayo. Le costó cambiar del cross a la pista, y su compañera de entrenamientos, la joven Marta Serrano, se ha convertido en el acicate necesario para incrementar el nivel cada semana. «Llegué a pasarlo mal, iba a sufrir, pero me apretó las tuercas de tal manera que me ha permitido mejorar mucho», comenta Sánchez-Escribano.
Cuando estaba llegando a la meta en el estadio Joan Serrahima de la Ciudad Condal, se dio cuenta de que incluso «podía bajar de 9:20». La entrada en la competición le ha ido aportando más y más chispa a la toledana, hasta el punto de que ahora está «más motivada que nunca». Tampoco esconde que para alcanzar ese registro «debes tener el día». Aun así, recalca que «tampoco fue la carrera perfecta», por lo que se ve con opciones incluso de acabar por debajo en próximas citas: «Igual valgo menos».
Con la satisfacción de verse a este nivel, Irene Sánchez-Escribano levanta la mirada al horizonte y su siguiente reto será reconquistar el título nacional de los 3.000 obstáculos, en la cita que tendrá lugar el día 28 de julio en Torrente (Valencia). Antes, participará el día 15 en unos 3.000 lisos en el Campeonato de España por Federaciones, con sede en Pamplona, con la camiseta de la selección de Castilla-La Mancha.
El foco estará puesto en entrenar y entrenar para seguir puliendo esos 9:20 en los que ahora se ha instalado la toledana. Esa marca podría ser sinónimo de clasificarse para una final mundialista. Ese será su siguiente reto de la temporada.
Una vez en Budapest, en su cuarto Mundial, la capitalina se pondrá el objetivo de derribar el tabique de unas semifinales.
Desde su punto de vista, «el nivel ha crecido muchísimo, porque esta prueba ha pasado de ser asequible a tener que correr mucho». Sin embargo, el corte en el último Mundial estuvo en 9:23, así que, moviéndose en esos márgenes, Sánchez-Escribano podría prolongar su alegría.
Porque lo de los Juegos Olímpicos… es, por lo pronto, otro cantar. Su mayor sorpresa llegó por ahí. No esperaba conseguir el billete a la capital parisina, pero sí que supone arrojar lejos la presión: «Ya puedo estar más relajada y tranquila, sin tener que buscar carreras para buscar la marca», concluye la corredora toledana.