No sé qué hay de raro en el candidato de Pedro Sánchez para presidir la Agencia EFE. "Es un profesional con una dilatada trayectoria", repiten disciplinados los seguidores más cursis del chamán. Y no les falta razón, porque podía haberse decantado por Jenni Hermoso. Casi en el descuento del proceso de selección, decidieron que con su participación en el programa de las campanadas junto al gran Ramontxu García era suficiente. Eso de momento. Si todo sigue igual de simpático tendrá un premio mayor. Jenni, calienta que sales: te espera la presidencia del Consejo Superior de Deportes o la secretaría general del ramo.
¿A quién le extraña que Sánchez haya elegido al que fue su secretario de Comunicación para presidir una agencia de noticias cuyo único accionista es el Estado? En su obsesión por controlar el mensaje, tiene en sus manos un juguete que es la mayor fuente de información en español con la distribución de 3 millones de noticias al año para sus más de 2.000 clientes, entre medios de comunicación, instituciones y empresas. Además, es coherente con la amigocracia que viene imponiendo desde que llegó al poder. Lo vimos cuando recurrió a su fiel escudero Juan Manuel Serrano para presidir Correos, aunque todo lo que sabía del sector postal en 2018 es que las cartas hay que depositarlas en el buzón y no siempre. Al secretario de Estudios y Programas de la Ejecutiva del PSOE le hizo presidente del CIS y José Félix Tezanos asumió el cargo con una sumisión ejemplar. Su colega Óscar López ascendió al caramelo más delicioso de todas las empresas públicas: Paradores. Chollazo de los que crean afición. A Dolores Delgado, ministra de Justicia, la llevó al cargo de Fiscal General del Estado y al ministro de Justicia -que firmó la ilegalidad de la amnistía en lo de los indultos- le mandó al Tribunal Constitucional para vigilar un gallinero demasiado conservador. La ex directora de comunicación del PSOE se convirtió en presidenta del Hipódromo de la Zarzuela por sus grandes conocimientos equinos y a la ministra de Trabajo -a la que tuvo que sacrificar para hacer hueco a Yolanda Díaz en el Gobierno, previa imposición de Pablo Iglesias- la llevó al Consejo de Estado hasta que el Supremo dictaminó que no reunía los requisitos necesarios. La lista es interminable y siempre va a quedar desactualizada. Cuando estés leyendo esta tribuna es muy probable que Sánchez haya nombrado a un nuevo alto cargo de su cuadrilla. Los penúltimos -como las cervezas en la barra del bar, nunca son las últimas- han generado un evidente malestar en la Asociación de Diplomáticos Españoles. Dos ex ministros de Sánchez que se habían quedado fuera del Ejecutivo han encontrado ya un confortable acomodo: Héctor Gómez como representante permanente de España ante la ONU en Nueva York y Miguel Iceta ante la UNESCO. ¿Qué más da que ninguno de los dos tenga acreditada la necesaria trayectoria internacional para ocupar ese puesto? Han trabajado para Sánchez con especial disciplina y eso es mérito suficiente. Si sus carencias técnicas generan un impacto negativo para la imagen de España como advierten los diplomáticos -todos fachas, fijo- ya se tapará con la factoría de marketing de Moncloa y sus secuaces.
Por eso, no hay que buscarle tres pies al gato al candidato elegido por Sánchez para dirigir los designios de EFE: Miguel Ángel Oliver. Nadie sobreprotegió tanto al presidente del Ejecutivo durante aquellas comparecencias eternas del aló presidente en la pandemia. Ahora tiene su premio, a costa de degradar una agencia pública de noticias y convertirla en una agencia del Gobierno. Mientras, las grandes consultoras de Recursos Humanos con presencia en todos los rincones del mundo ya se están rifando a Pedro Sánchez para cuando abandone la Moncloa. Como gestor de Recursos Humanos no tiene precio.