Lamine Yamal aprovecha cada oportunidad que tiene para brillar con el primer equipo del Barcelona. El pasado martes, en el Trofeo Joan Gamper, en la presentación del equipo de cara a la pretemporada 23/24, el español eclipsó a todos, incluido a los fichajes, para dejar claro que la marcha de Osumane Dembélé ya tiene sustituto, y está en casa.
El atacante saltó al campo en la segunda parte, cuando Xavi Hernández cambió el esquema de cuatro centrocampistas (4-4-2) a un 4-3-3 en el que los extremos aportaron mucha amplitud. Uno de ellos, por la derecha, fue Yamal, que dejó detalles de la calidad que atesora a sus tan solo 16 años.
Cinco minutos después de saltar al césped de Montjuic, el feudo en el que el conjunto blaugrana jugará mientras finalizan las reformas en el Camp Nou, la nueva perla de La Masía dejó su primer destello en el encuentro en forma de asistencia para que Ferrán Torres marcaba un nuevo gol en una pretemporada en la que ha brillado y ha recuperado la sonrisa.
Ese 2-2 solo fue el preludio de lo que Yamal tenía guardado. Fue una traca final de recursos, muestras de una calidad que se desborda de su menudo cuerpo e influencia en un resultado final que reflejó una victoria local por 4-2 en la que en las dos postreras dianas él fue el auténtico protagonista.
En el día en el que los aficionados se dieron cita para conocer Ilkay Gündogan, la contratación estrella del club este verano, o para ser testigos del regreso de Oriol Romeu como un pivote que no para de adquirir galones en la base de la medular, el '27' reclamó todos los focos para sí mismo.
Con un recorte seco, aclaró la jugada que subiría al marcador el último gol, justo después de haber dado el antepenúltimo pase en la acción que finiquitó la remontada del conjunto local con el tanto de Ansu Fati.
Con esa actuación, más las fugaces apariciones que acumuló el pasado curso, el español dejó sobre la mesa de Xavi sus sólidos argumentos para hacerse dueño del costado derecho. Ahora, el entrenador egarense, ferviente defensor de la 'filosofía Barça', deberá demostrar lo férreas o no que son sus convicciones para darle la oportunidad a un chico de 16 años en un 'transatlántico' como el Barça.
«Lamine es un talento que tenemos que dosificar. Es una maravilla verle jugar con este descaro», destacó el preparador catalán tras el partido. El club también deberá dar un paso adelante en este aspecto para que su incipiente estrella no sea tentada por otras entidades, ya que su renovación, aunque está pactada, lleva paralizada ya varios meses y solo está pendiente de la firma final.
«Antes de salir, el míster me ha dicho que salga con desparpajo, y yo he cogido la pelota y no he parado de encarar. Estoy ilusionado, estoy con los ídolos que tenía cuando era pequeño. De momento, voy jugando minutos y disfrutando de las oportunidades», señaló el jugador, que tiene claro que quiere quedarse.