Las propuestas que se están haciendo de cara a las próximas elecciones por los partidos que han formado la columna vertebral del gobierno actual, nos deben hacer reflexionar sobre el objetivo que la coalición Falcon-Chanel se propone para la próxima legislatura. La avanzadilla, como corresponde, la ha protagonizado doña Yolanda: va a soltar nada menos que veinte mil euros a los jóvenes cuando cumplan una determinada edad. Obviamente estamos ante un paso más hacia el nuevo comunismo que ya han comenzado a implantar, como ideología del futuro gobierno.
Puede parecer una exageración lo que digo, porque no se ven nacionalizaciones de bienes de producción, ni tampoco se espera que ocurran. Sin embargo, la forma ideada por la genial pareja es mucho más sibilina que esas antiguallas, de hacer al estado titular de los bienes de producción y raíces. Emplean la misma fórmula que doña Yolanda ha usado para pasar del 'moreno huerta' al 'rubio Chanel' … suave, progresiva y en positivo, para que nadie se asuste con la jugada. Ahora el camino hacia esa invasión del Estado en todos los aspectos de la vida de los seres humanos, es la concesión de supuestos derechos, muchos derechos y además para todos, sin excepción.
No se puede decir que no sea una estrategia inteligente. ¿A quién puede preocuparle que le concedan una subvención, le suban la pensión, el sueldo, sea gratis total la sanidad, la enseñanza, el juego de petanca, las fiestas locales, las autonómicas y las nacionales? ¡Bendito gobierno que nos lo da todo! dirán los incautos. Porque además no hay discriminación, lo mismo le van a conceder los veinte mil euros prometidos al hijo del entrenador mejor pagado de la primera división de fútbol, que al fijo discontinuo de la piscina del pueblo.
Obviamente hay trampa en esta política, una trampa para elefantes. Está claro que todos estos derechos hay que costearlos y pagar la factura y para ello solicitarán nuestra 'colaboración'. Lo harán a través del IVA, el IRPF, el Impuesto sobre Carburantes y sobre la carne de membrillo…
Con esta hábil maniobra lo que hacen es vaciarnos el bolsillo y hacer al Estado sujeto de prebendas con las que comprar voluntades. Todo lo concederá el Estado, el poder estará en sus manos de forma absoluta, y quedará anulado cualquier atisbo de libertad. Ellos impondrán sus creencias, gustos y forma de vivir, y dictarán que ideas son admisibles y cuales aberrantes. En definitiva, estos nuevos profetas serán los pastores que conducirán el rebaño a la pradera que más les convenga a sus intereses. Se acabará la libertad de pensar y de expresar el pensamiento. Obviamente no lo prohibirán, pero ridiculizarán, caricaturizarán y se burlarán de aquellas ideas que no les convengan, con lo que muy pocos se expresarán con libertad.
Tengo la sensación de que gran parte de la población ya se ha dado cuenta de la jugada, de la carcoma que supone para la economía, el progreso, el bienestar real y la libertad, esta burda compra de voluntades en la que cada vez profundiza más nuestro gobierno. Sin embargo, no cabe duda del peligro que entrañan estas propuestas, porque no es fácil resistirse a la dádiva, aunque se trate de una manzana envenenada. Las pasadas elecciones han demostrado con claridad el rechazo a esta política, ahora falta la reválida que lo confirme rotundamente.