El Real Madrid cayó (80-95) de nuevo este jueves ante el Partizán en el segundo encuentro de cuartos de final de la Euroliga en el WiZink Center, un 0-2 para viajar a Belgrado en busca de un milagro para jugar la 'Final Four' de Kaunas que terminó con una pelea sobre la pista entre los jugadores de ambos equipos.
El equipo de Chus Mateo empezó mal y, aunque tuvo un buen inicio de segunda parte, no tuvo la agresividad y acierto de los de Zeljko Obradovic. Los de Belgrado, con una amplia representación en el Palacio que se tradujo en momentos de tensión entre aficiones y se trasladó al parqué, confirmaron la sorpresa del martes para quedarse a una victoria de eliminar al 10 veces campeón de Europa.
El equipo blanco, sin Tavares lesionado en el primer encuentro y con Vincent Poirier sin ritmo por una apendicitis, no tuvo presencia en la pintura. La chispa de Llull y el coraje y acierto de Rudy Fernández fueron los únicos argumentos a favor de un Madrid al borde del abismo sin haber visitado el 'infierno' del Stark Arena. La olla a presión está asegurada más si cabe tras la tangana con la que terminó este segundo capitulo: puñetazos de Punter a Musa y una llave de lucha libre de Yabusele a Exum.
Batalla campal y el Real Madrid, contra las cuerdas'El más difícil todavía' para los blancos se pudo sentir desde el primer minuto. El Madrid no empezó con la tensión que pedía el encuentro, con un 0-7 en dos minutos, no funcionó en defensa y se guisó un estado de ánimo complicado para meter canastas.
Llull no tardó en saltar al parqué y transmitió valentía a los suyos, pero el plan serbio parecía firme. El Madrid trató de conectarse al encuentro a base de triples, así también al Palacio, pero apenas Hezonja pudo maquillar el problema (21-31). Un ex del Barça como Exum irrumpió como un dolor de muelas para los locales, capaces de sacar algo de defensa en el inicio del segundo cuarto.
Fue un 7-0 para los de Mateo, pero dos minutos duró el momento del Madrid, cuando empezó el descanso de un Rudy exhausto tras un correcalles (28-31). Smailagic cortó la sequía visitante y los de Obradovic volvieron a su coreografía de defensa y acierto para lograr un +15 dañino para las esperanzas madrileñas (32-47). Los locales sudaron cada canasta obligados a subir la marcha.
Batalla campal y el Real Madrid, contra las cuerdas - Foto: Juan Carlos HidalgoCon el agua al cuello, el 10 veces campeón de Europa se conjuró en busca de la remontada con la garra de Rudy, un fuerte tirón en defensa y un Poirier también obligado a dosificar. El francés tuvo que lidiar con Leday y Lessort, pero se entendió bien con los primeros minutos de Sergio Rodríguez. Fue Rudy quien prendió la mecha, quien arengó de nuevo a las masas, y puso un 48-53.
Una vez más, como hace dos días, Obradovic estuvo rápido para cortar las pequeñas alegrías locales. Del tiempo muerto volvió el Partizan con un triple de Nunnally, mientras el Madrid ligaba la exigencia del partido con la protesta a los colegiados. Con defensas al límite, Deck y Exum tratando de romperlas, el Partizán recuperó el mando a pesar de la épica incansable de Rudy.
Lamentable espectáculo como final
Pese a dos triples seguidos del balear, el cuadro serbio mantuvo el control 62-75 y hasta ahí llegaron las fuerzas locales. El plan de Obradovic, nueve veces campeón de Europa como técnico, se cumplió con la puntilla de Punter, artífice del 0-1, y Exum. El Madrid se derrumbó, en medio de la tensión en la grada que se veía venir, con cánticos de parte de la grada recordando a Pablo Laso.
El Partizán se gustó incluso con la rendición blanca con muchos minutos aún de último cuarto. A uno del final, la sangre llegó al río, mucha tensión acumulada y mucho en juego. En una antideportiva de Llull a Punter se detonó la batalla campal, con el jugador visitante repartiendo puñetazos, todos enzarzados y Yabusele tumbando a Exum. Durante 15 mintuos vieron las imágenes los árbitros, que decidieron dar por terminado el encuentro con 1.40 en el luminoso.