El consumo de combustibles se ha incrementado en España un 2,8% en el último año, según los datos de la Confederación Española de Empresarios de Estaciones de Servicio (Ceees). El dato sugiere una leve mejora de la actividad económica y se nutre, fundamentalmen-te, de la bajada de precios de los últimos meses. El sector detecta que «la gente coge un poco más el coche», explica el talaverano Javier de Antonio, presidente de Fedeto y desde hace un mes máximo responsable de la patronal nacional de estaciones de servicio.
Los vehículos de combustión mantienen su papel preponderante en el mercado. «Pese a la presión de los coches eléctricos, no baja el consumo», explica De Antonio. El descenso del coste de gasolina súper 95 y diésel, las dos principales fuentes de alimentan, han favorecido un panorama más halagüeño que el de 2022, cuando la concurrencia por los cuellos de botella en la cadena de suministros y el inicio de la agresión rusa sobre Ucrania dispararon el precio del barril de petróleo y del resto de energías.
La evolución positiva de la economía ha impulsado la compra de combustibles. Otro factor que ha contribuido a la expansión de este mercado es la escasa pujanza de la nueva automoción. Diferentes marcas «han parado la producción de coches eléctricos», recuerda De Antonio. La imposición de aranceles y la escasez de puntos de suministro y recarga son dos de las principales dificultades que enfrenta este nicho, más allá del elevado coste de adquisición de una unidad.
Desde la patronal de estaciones de servicio, además, rechazan la instalación de postes de carga rápida como servicio obligatorio de su negocio. La incorporación tiene un coste aproximado de 60.000 euros, aunque la infraestructura resulta más cara cuanto más rápido pueda ejecutar la carga. El precio extra también repercute en el consumidor, a quien puede «resultar igual de cara una carga eléctrica que un deposito de gasolina súper» si ha repostado su eléctrico en uno de los dispositivos de mayor prestancia.
El repunte de consumo global de carburantes se relaciona, en el caso español, con el mayor volumen de estaciones de servicio abiertas. Se trata de un «sobrenúmero» de dispensadores, según lo define De Antonio. El responsable de la patronal española de gasolinera asegura que las desatendidas, aquellas que no emplean trabajadores y tienen todos sus procesos automatizados, suponen «casi una forma de competencia desleal».
Asimismo, se trata de una iniciativa empresarial que no genera puestos de empleo y en el que no todos los derechos de los consumidores están suficientemente cubiertos, tales la posibilidad de acudir al baño, la accesibilidad para las personas con discapacidad o la existencia de hojas de reclamacio-nes.
INQUIETUD. El desarrollo del conflicto bélico en Oriente Próximo preocupa «mucho» en el sector. Su repercusión, más allá del puntual y previsible repunte en el precio de los combustibles, alcanzaria al conjunto de la economía mundial. Las tensiones han provocado en los últimos días un leve aumento de unos cuatro o cinco céntimos, un alza que trunca la buena trayectoria del indicador.
Las tensiones en esta región glo-bal, cruce de caminos entre Asia, Europa y África, se suma a los problemas derivados por el conflicto en el este del viejo continente. Además de afectar a territorios productores de petróleo, las tensiones también afectan a las rutas de distribución terrestres y marítimas.