El Cristo Nazareno del Cautivo hace honor a su barrio, Santa María de Benquerencia. Cada año que pasa crece más. En esta ocasión, como diría el refrán, contra viento y marea. Y es que el Cristo que da identidad al Polígono en la Semana Santa toledana volvió a triunfar aglutinando espectadores por su recorrido pese a contar con una alarmante previsión de lluvia y un improvisado inconveniente. El viento.
Sin embargo, en la adversidad el Cautivo sacó su poder. El de cautivar. Aún más. La plaza del Ayuntamiento ante la atenta mirada de la Catedral Primada dio fe de ello. Su habitual encuentro con el Cristo de la Vega frente al Arco de Palacio volvió a ser uno de los momentos imperdibles de su trayecto en Lunes Santo. Mientras esta cofradía inicia su camino hacia la Catedral para hospedarse allí hasta que llegue su momento en esta fiesta de Interés Turístico Internacional, ambas imágenes se cruzan y se enfrentan cara a cara en lo que sería un dejá vù para Cristo, por lo que ya está viviendo el Cautivo y por lo que vivirá después representado en la talla del Cristo de la Vega.
Tras superar ese primer baño de masas, donde su comisario, el popular Quillo, toma la palabra ante una plaza abarrotada, los pasos se separan y los cientos de hermanos que abanderan el color morado continúan su marcha por la calle Comercio hacia la plaza de Zocodover. Es ahí donde se aprecia el crecimiento de la hermandad. Con una uniformidad que no todas las procesiones mantienen, los integrantes que lideran la misma se orientan hacia la plaza del Horno de la Magdalena mientras la imagen del Cautivo no ha salido de Zocodover hacia la cuesta de Carlos V. Y con el Alcázar de testigo.
Quizás en este punto se percibió una leve bajada de asistencia en comparación con otros años por la climatología, pero ni mucho menos suponía que el Cautivo caminara solo. La afluencia de público seguía siendo notoria.
Sea como fuere, con viento o sin él, el Cautivo elevó la cuesta con un fuerte aire en contra generando las agujetas de los que fueron a verle, ya que todos querían inmortalizar la fotografía que unía dos iconos, la luz del Cautivo con una de las torres del Alcázar. El relato se vende sólo. Imagínense la fotografía.
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Junto a los casi mil cofrades participó una notable representación de la corporación municipal, encabezada por el alcalde Carlos Velázquez y varios concejales del equipo de gobierno y de la oposición. El arzobispo Francisco Cerró Chaves también formó parte de la comitiva.
El Cristo que da identidad propia al Polígono terminó su recorrido bordeando la Catedral de Toledo y esquivó la lluvia y el viento, porque la fuerza de todo un barrio otorgó más poder que nunca al Cautivo, que nunca defrauda. Sean cual sean las circunstancias.