Tristán, su vida en Toledo en documentos

J. Monroy
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Gracias a los documentos atesorados en el Archivo Histórico de la Provincia, conocidos desde hace un siglo, se puede hacer un recorrido por la vida y obra de Tristán

Tristán, su vida en Toledo en documentos

J. Monroy / Toledo

Este año se cumplen cuatro siglos de la muerte del pintor toledano Luis Tristán, destacado discípulo del Greco, y para conmemorarlo, entre otras acciones, su ciudad le rinde homenaje a través de una muestra en el museo de su maestro. Más allá de este acercamiento, es posible conocer mejor su corta pero intensa vida gracias a los documentos que atesora el Archivo Histórico Provincial de Toledo, desde sus contratos, a sus deudas y su testamento. Casi todo es conocido desde hace casi un siglo.

Los documentos archivados en la calle Trinidad nos cuentan que al poco de regresar del viaje por Italia en el que adquirió su propio estilo, Tristán recibió el encargo de varios lienzos para el monasterio de la Sisla. Entre otros, allí se encuentra el contrato, que incluía un espléndido 'Calvario' hoy en el museo del Prado.

A partir de ahí, parece que todo le comenzó a ir bien al pintor. Como han recogido varias entradas del propio blog del Archivo, de sus papeles se desprende que Tristán se prometió en matrimonio con Catalina de la Higuera, y firmó ante notario la correspondiente promesa. Otros documentos hablan de que debía de tener bonanza económica por aquellos tiempos, dado que avaló a su madre, Ana de Escamilla, en 1618, para alquilar el mesón de la Fruta Vieja, cerca de la iglesia de San Nicolás.

Poco después, en 1619, contrató a su primer discípulo conocido, Pedro de Camprobín, y tres años después aceptó a otro, llamado Bartolomé García. El Archivo cuenta con sus contratos de aprendizaje.

Están allí hasta los contratos de arrendamiento de las distintas viviendas en las que Tristán vivió. Gracias a ellos, sabemos que primero lo hizo en una casa en el callejón de Gaitán en 1615 y un año después otra en la parroquia de San Miguel. En 1618, vivió en Madrid, sin poder precisar su ubicación concreta. Finalmente, su última residencia, en 1621, consta en la toledana calle del Barco.

Testamento y deudas. Aunque eran ya conocidos, el Archivo divulgó en la primera entrada de su blog de este año, tanto estos datos de viviendas, como el testamento y las deudas de Tristán. El artista toledano murió joven, en 1624. El 6 de diciembre de ese año hacía testamento con Jorge Manuel Theotocopuli como único testigo, además del notario. Curiosamente, Jorge Manuel había sido el testigo del testamento de su padre y ahora lo hacía del mejor alumno de aquel y a la vez su amigo.

Aquel testamento recoge las obras inconclusas del autor. Tristán dejaba como heredera universal a su madre, Ana de Escamilla, salvo un remanente de un tercio para su esposa Catalina de la Higuera. La propia Escamilla y su confesor, el licenciado Diego Fernández, fueron sus albaceas. A Fernández además le entregó en vida una memoria de sus cuantiosas deudas para que pudiera liquidarlas.

Sobre los cuadros que no terminó, el testamento recoge unos lienzos encargados por el cura de Orgaz, por los que ya había recibido a cuenta más de 1.000 reales, otras pinturas con destino al retablo de Alameda, que había contratado poco antes de su fallecimiento, así como un estandarte en Mocejón por el que ya había percibido 476 reales.

A tenor de esta documentación, en el Archivo llegan a la conclusión de que Tristán murió con deuda cuantiosas. Así se concluye al conocer que tenía empeñados cuatro paisajes, a Francisco Fernández Maroto. Pedro de Palma tenía en su poder, por la misma razón, dos tablas suyas que eran de Dominico, su maestro El Greco, y un Cristo. A Juan Francisco Bozo y a Francisco Agustín, que eran primos, les debía unos 4.000 reales. El primero le había encargado que le pintase 'la historia de Gofredo' y dice que ya había entregado a su primo 16 cuadros de la serie. Otros cuatro lienzos más, tenía empeñados en casa de un mercader del Alcaná.

Finalmente, Tristán tenía comenzados un retrato de cuerpo entero del comerciante genovés Juan Domingo de Santa Águeda y otro de Baltasar de Mesa. Al primero le adeudaba 700 reales, operación en la que estaba obligada su mujer, y tenía en prenda de esa cantidad una Encarnación y dos lienzos de Nuestra Señora de la Concepción, uno con el manto azul y otro blanco. Y se mencionan dos paisajes más obra de su hermano, Manuel de Acevedo, que también cultivaba el arte de la pintura.

Decir que en realidad estos documentos de Tristán en el Archivo se conocen desde hace un siglo. Fue Francisco de Borja de San Román, el primer director del AHPTO, quien con motivo del centenario de la muerte del pintor publicó en 1923 un artículo homenaje titulado 'Noticias nuevas para la biografía del pintor Luis Tristán, para la Real Academia de Bellas Artes y Ciencias Históricas de Toledo (Rabacht). De Borja de San Román fue el primero que localizó una serie de documentos de Tristán en diversos archivos, algunos entre las escrituras de los protocolos notariales del Archivo Histórico, labor que otros investigadores han continuado en el tiempo.