La batalla entre los dos equipos más intensos de LaLiga EA Sports finalizó en tablas. Mallorca y Getafe se anularon en Son Moix y siguen adoleciendo de argumentos para romper la racha de seis partidos seguidos sin ganar que encadenan ambos.
El guión del partido fue el que se esperaba, no sorprendió a nadie: fútbol intenso, trabado, duro, no apto para los que buscan sutileza y finura en este deporte.
Mallorca y Getafe se anulan en Son Moix - Foto: CATI CLADERA
Mallorca y Getafe se neutralizaron en la primera parte con un objetivo común que no admitía discusión. Ganar era una obligación para romper la racha común de cinco jornadas seguidas sin ganar.
Mallorca y Getafe se anulan en Son Moix - Foto: CATI CLADERAEn la ley de la selva, con dos equipos dueños de las estadísticas de faltas en las principales ligas europeas (183 infracciones cometidas por los bermellones en diez partidos; 172 los azulones), el choque se caracterizó por las continuas interrupciones del juego.
El mexicano Javier Aguirre recuperó a Antonio Raillo y Pablo Maffeo para la causa, aunque ambos empezaron en el banquillo; José Bordalás, con la sensible baja del uruguayo Mauro Arambarri, lesionado, recurrió a un centrocampista, el togolés Djené Dakonam, para acompañar al serbio Nemanja Maksinovic en el centro del campo.
Aguirre había pedido "equilibrio emocional" a sus jugadores para leer de manera correcta el partido y elegir la mejor opción en cada momento, sin caer en prisas ni ponerse nerviosos. Había que olvidar que solo dos puntos separaban al equipo de la zona de descenso y que, hasta ahora, la afición seguía sin celebrar el primer triunfo en Son Moix.
Bordalás, en cambio, lanzó un mensaje mucho más optimista en la previa al afirmar que los rivales afrontan los partidos ante su equipo "como si lo hiciesen ante el Madrid o el Barça" debido a lo mucho que exigen sobre el terreno de juego.
Frente a frente los dos conjuntos dejaron claro desde el arranque del choque que salían ganar y que no se iban a conformar con incrementar el número de empates que cada uno exhibía en la tabla.
En medio del fragor de la batalla por cada metro cuadrado del campo, reinó un exagerado temor a cometer el primer error.
El colegiado anuló un gol al kosovar Vedat Muriqi (min. 3) por un claro fuera de juego en la única ocasión en la que el kosovar pudo llegar a un balón libre de marcajes en los primeros 45 minutos.
El bermellón Martin Valjent, con un cabezazo que se fue junto al palo izquierdo de la portería visitante, y el azulón Mason Greenwood, con un disparo cruzado, estuvieron muy cerca de inaugurar el marcador.
Pero no fue así y se llegó al descanso con un 0-0 que reflejó lo ocurrido en un choque rocoso, de mucho contacto físico y sin que ninguno de los dos equipos fuera capaz de asumir el control de las acciones.
El conjunto balear salió con más decisión en el segundo acto, frente a un rival que esperaba su oportunidad agazapado, confiando mucho en la solidez de sus líneas, y con Juanmi Latasa y Borja Mayoral peleando por todos los balones arriba y abajo.
En cinco minutos, los mallorquinistas crearon dos clarísimas ocasiones para romper la paridad en el marcador. La tuvo Muriqi, pero remató al aire un balón llovido en el área; también Abdon Prats probó con un gran remate a la media vuelta que atrapó David Soria muy bien situado bajo los palos.
Se pedía algo distinto en el tramo final. El empate no era un buen resultado para Mallorca ni Getafe y tanto Aguirre como Bordalás buscaron soluciones en los banquillos.
Entraron Amath, Larin, Morlanes y Maffeo en el conjunto local; Jaime Mata y Carles Aleñá en el lado visitante.
El equipo de Javier Aguirre no cejó en su empeño de marcar el gol de la victoria empujado por el aliento del público y el repliegue de un rival que también esperó hasta el final el contragolpe definitivo.
Nada de eso ocurrió. El 0-0 fue definitivo y deja a Mallorca y Getafe encadenando seis jornadas consecutivas sin celebrar la conquista de los tres puntos.