Rafael Antonín, Rafuel, reconoce que él solo hace lo que le gusta. Y ese es, a sus 65 años, el mantra que le ha llevado a tener un millón de seguidores en Instagram y TikTok, donde es conocido como el cocinero abuelo, gracias a sus vídeos (grabados en su propia casa) elaborando platos con los que, asegura, «solo busca hacer feliz a la gente». Una filosofía de vida que queda reflejada ahora también en su segundo libro, Rafuel, Las mejores recetas para cada día (Planeta), que engloba más de 70 propuestas divididas por temáticas y entre las que destacan sus famosas tortillas y patatas bravas.
Tras repasar los platos que elaboraba su padre en su primer libro, 'Mis mejores recetas' (Planeta), ¿cuál fue el objetivo de este segundo?
Durante la pandemia cociné muchas cosas que tuvieron un gran éxito y que se habían quedado en el tintero. Por eso pensé en sacarlas y reunirlas en una nueva obra que, por decirlo de algún modo, es como un complemento de la primera.
¿Cómo surgen las ideas en su cocina? ¿Tiene un archivo de recetas?
Si tengo cosas guardadas pero lo cierto es que siempre surgen otras nuevas, a medida que voy leyendo, que se me van ocurriendo y que yo sé que han tenido éxito por mis seguidores. En redes, a mi me tienen sin cuidado los likes y los comentarios; solo miro cuántas personas guardan mis publicaciones. Para mí es el mejor indicador de que las cosas que hago gustan.
¿Qué significa la cocina para usted?
Para mí es cariño a la gente que me rodea. Pensar qué vas a preparar, comprarlo y elaborarlo. Porque al final comemos en una media hora y si no le pones cariño, cada día puede ser un poco lo mismo.
¿Qué se siente al tener tantos seguidores en las redes?
Es un trabajo constante. Desde 2012 que empecé a poner recetas no he parado hasta hoy. Bueno, en realidad solo he hecho dos pausas por temas de salud y en una de ellas, el mismo día en el que me operaron publiqué cosas.
Un millón de seguidores en redes... ¿Se ve como un influencer?
Nunca me he visto como un influencer y prefiero no encasillarme en esa denominación. De hecho, creo que al final todos influimos en alguien, en nuestros hijos, en los amigos. Me veo como un padre de familia que hace cocina de aficionado.
¿Por qué cree que gustan tanto sus propuestas?
Mis recetas gustan porque explico cómo se hacen, no busco decir que bueno soy, sino centrarme en facilitar todos los trucos para reproducirlas en tu casa.
¿Sus seguidores le hacen 'feedback' de sus publicaciones?
Es un diálogo constante, porque yo intento contestar a todo. Me mandan muchas fotos de cómo les han quedado sus platos
¿Cuál es su aspiración con esta labor de 'chef de redes'?
Mi objetivo es seguir haciendo lo que me gusta porque yo hago vídeos, cocino y diseño las recetas precisamente por eso, porque me gusta, porque es lo que me apetecería comer a mí.
¿Qué papel juega su familia?
Que tus hijos quieran comer contigo los domingos, que tus nietos te pidan que les hagas un bikini o les des jamón...eso es lo que quieres.
Hablemos de una de sus especialidades: las tortillas...
Nos gustan a todos ¿quién no se alegra de llegar a casa y comprobar que le espera una tortilla? Cuando en un hogar huele a tortilla, todo el mundo pasa por la cocina a saludar.
¿Cuál es su favorita?
La que le gusta a todo el mundo. Si alguien no come cebolla, nunca la pondría ese día, porque yo lo que quiero es que toda la gente disfrute cuando le llegue al plato.
¿Qué papel juega el producto?
Es muy importante, en la cocina como en todo en la vida. No se puede comparar un huevo de una gallina en libertad, de yema amarilla intensa, con otros. Yo soy un enamorado del producto de proximidad, de mercado y estacional.
¿Cuáles son las recetas favoritas de sus seguidores?
Eso suele variar en función de la época del año. Por ejemplo, ahora me piden platos de invierno, como la sopa de cebolla, que a mí me encanta, o una fondue de queso. También el rape langostado, que la gente quiere ver año tras año.
¿Qué tal se le dan los postres?
La última vez que hice uno fue un hojaldre de manzana con mi nieto. Debemos enseñar a los pequeños que estos sencillos recuerdos son los que quedan para siempre.
¿Cuál es su primer recuerdo en una cocina?
Tengo muchos, pero me viene a la cabeza mi madre cuando mataba a las angulas con tabaco. Entraba al despacho de mi padre y le cogía uno de sus puros. Luego él se enfadaba porque no lo encontraba y terminaba la cosa en trifulca graciosa.