Las inmediaciones del Puente Viejo fueron ayer un ir y venir de talaveranos que, tras conocer la noticia del derrumbe de parte de la estructura sobre el Tajo, se acercaron hasta allí para comprobar los daños ocasionados por la fuerza del agua. Desde primera hora de la mañana el goteo de ciudadanos fue constante, como también lo fueron los lamentos por perder parte de un «símbolo de la ciudad», tal y como comentaba un grupo de vecinos que se reunió en torno al perímetro de la Policía Local para evitar algún peligro a los viandantes.
Fue una de las medidas que se adoptó ante la multitud de personas que, aprovechando el descanso de la jornada dominical y el tiempo soleado después de semanas de lluvias, acudieron hasta este punto de la Ronda del Cañillo. La intención no era otra que cerciorarse de que era real lo que habían visto por vídeos y fotos que circularon de manera viral por redes sociales y teléfonos móviles desde la madrugada del domingo.
«Al principio creía que podría tratarse de un vídeo generado con inteligencia artificial», reconocieron a La Tribuna dos hermanas que, a mediodía, miraban con pesar los tramos que faltaban del puente. No fueron las únicas que desconfiaron de las imágenes recibidas, algo que les sucedió también a un matrimonio, Sandra y Joaquín, que recibieron la noticia a través de su hijo, quien a su vez fue avisado por un amigo.
De hecho, la noticia corrió como la pólvora desde que se desplomara parte de uno de los puentes más transitados por los talaveranos, dentro de un recorrido que se ha revitalizado y que precisamente es uno de los ejes sobre los que pivota el Plan de Sostenibilidad Turística en marcha desde el Ayuntamiento de Talavera.
Restauración. La «pena» y el sentimiento de «dolor» eran las emociones más extendidas entre quienes fueron a valorar el aspecto actual del conocido como Puente Viejo, reivindicando además su pronta restauración. Esta fue la petición que más se repitió por parte de los talaveranos en esta jornada aciaga para la ciudad, que ya conoce cómo es no poder disfrutar de esta joya arquitectónica en el pasado.
De hecho, algunos como Prado recordaban ayer cuando aún estaba sin rehabilitar y se podía cruzar el puente a través de tablas y cómo después se cerró al paso por el peligro que representaba, hasta que se acometió su restauración.
Había también quienes se preguntaban qué sucederá con la procesión del Silencio, que cada Semana Santa tiene en el Puente Viejo uno de sus tramos del recorrido desde hace años.
Otros aludían a la conocida canción dedicada al arreglo del puente de Talavera, reclamando que se haga un nuevo tema musical a la par que la obra que devuelva su función a esta estructura medieval. Otros, como Mario, cuestionaban cómo precisamente la parte demolida por la fuerza del agua era la que se reconstruyó en su momento mientras la que data de la Edad Media permanece en pie.
Algunos también, como Miguel, se preguntaban la causa de este incidente y si había algún responsable de esta situación, mientras otros daban las gracias por que se hubiera acometido el Plan de Riberas que culminó en la estructura actual del paseo junto al Tajo y los muros de contención. «Si no fuera por eso, el agua habría llegado a la muralla», decía una vecina apostada junto al vallado que, a mediodía de este domingo, se instaló en torno al puente por parte de los servicios generales del Ayuntamiento para garantizar la seguridad.
Muchos se congregaron allí también para fotografiar o hacerse selfies ante la parte destrozada y, además, observaban con curiosidad cómo desempeñaban su labor los periodistas desplazados hasta la zona desde distintos medios de comunicación.