El documento que han recibido los Grupos políticos municipales para empezar a trabajar en la redacción de un nuevo Plan de Ordenación Municipal concluye con la enumeración de «doce objetivos fundamentales» que -dejando a un lado los meramente burocráticos o administrativos- inciden en le necesidad de solucionar los problemas que se han ido poniendo en evidencia los últimos años: urbanizaciones dispersas, desconexión de barrios, escasez de suelo para dotaciones públicas, protección efectiva del patrimonio natural (vías pecuarias) y arqueológico... En resumen, el trabajo firmado por el arquitecto municipal, Ignacio Álvarez Ahedo, aboga por «encauzar la actividad urbanística controlándola de una manera lógica y racional, de forma que se mantengan las características que tiene el municipio».
La ‘Memoria informativa’ narra a lo largo de 370 páginas los hechos históricos que han derivado en la situación actual del planeamiento urbano y las consecuencias que este produce sobre la vida de la ciudad en todos los órdenes. Por ejemplo, hace un análisis de la excesiva vigencia que han disfrutado los planes generales (Toledo solo ha contado con 4 a lo largo de casi un siglo) advirtiendo a los políticos de que «cuando se empieza a redactar cualquier documento los interesados quieren resolver sus problemas para un horizonte temporal mucho más largo que el propio de la gestión del planeamiento lo cual condiciona sobremanera los objetivos de éste y puede llegar a invalidarlo».
Quizá por eso jalona sus recomendaciones generales de pistas que deberían conducir a logros concretos relativamente sencillos empezando porque «el nuevo POM debe crear una mejor oferta de suelo en lugares con mayor accesibilidad al centro de la población para usos residenciales».
Pero no sólo aboga por clasificar suelo para la promoción de viviendas en «emplazamientos adecuados» sino que también defiende que se haga en una cantidad ajustada «a las previsiones de crecimiento poblacional» durante el periodo de vigencia del plan, no como se hizo en 2007.
Nuevas calles. Otro asunto a resolver es la construcción de calles transversales a las existentes «que permitan las vertebraciones entre zonas y núcleos urbanos desconexos, como es el caso de Azucaica o Santa Bárbara». Con esos nuevos viales se buscaría crear «los accesos rodados suficientes» para intercomunicar unos barrios con otros de manera que «los sectores se constituyan como un continuo urbano en el que no se perciba, en ningún caso, la sensación de una nueva urbanización».
Ya de paso hace un llamamiento a solucionar «los problemas que se producen por las travesías urbanas existentes» y a mejorar la accesibilidad tal y como marca la legislación para la no discriminación de personas con movilidad reducida en el acceso y utilización de los espacios públicos urbanizados actuales y en los nuevos desarrollos.
Como es lógico tiene presente la necesidad de «creación de nuevas zonas para el desarrollo de actividades productivas», aunque a lo largo del trabajo se da cuenta de que existen muchas parcelas sin actividad en el actual Polígono Industrial además de los locales de los distintos centros comerciales.