La Memoria Histórica se está erigiendo durante los últimos años como protagonista en La Sagra toledana y más concretamente en localidades como Recas, donde se han desarrollado varias exhumaciones de republicanos asesinados por las tropas franquistas tras la toma de Toledo. Otro pequeño paso adelante ha sido la Reparación Moral y Personal por parte del Gobierno al que fuera presidente del Comité de Trabajadores de la Tierra de Recas, Demetrio Ortiz García, fusilado en 1940 tras un consejo de guerra en el que no le dieron opción a defenderse.
Como ya recogió este diario, a Demetrio lo conocían el Recas como 'el Abogao'. Labrador de profesión, destacó durante la República por colaborar con el Gobierno en la Reforma Agraria. Al estallar la Guerra siguió fiel a la República desde los Comités de Trabajadores de la Tierra de Recas y Villacañas y UGT. Al llegar las tropas franquistas a su pueblo, pudo huir escondido tres días y tres noches en unas minas. De ahí a Madrid y posteriormente huyó de nuevo a Villacañas, donde continuó su labor sindical en el campo.
Finalizado el conflicto, Demetrio fue sometido a un consejo de guerra en el que participaron notables toledanos de la vida política, militar y cultural de los años posteriores. Este recogió las denuncias cada vez más disparatadas de los falangistas del pueblo, los terratenientes contra los que Ortiz había intentado la reforma agraria. De hecho, lo acusaban de la muerte de uno los propios denunciantes. Eso sí, no se tuvieron en cuenta pruebas que contradecían estas versiones y que sí se incluyeron en otros procesos, como el informe por escrito al director de Seguridad del Gobierno del propio acusado y su hermano. Al final lo condenaron a muerto por «adhesión a la rebelión».
Reposición. Quiso el destino que cuando la familia de Demetrio huyó de Madrid a Villacañas a principios del verano de 1937 fuera su hija Natalia embarazada. En la localidad manchega nació Antonio Barahona Ortiz, quien 86 años después ha conseguido que el Gobierno de España declare la «reparación moral y recuperación de su memoria personal» de Demetrio Ortiz.
«¿Quién habría de decir a mi abuelo Demetrio cuando, huyendo de los falangistas de Recas hacia Villacañas y buscando un lugar seguro para que su hija pudiera dar a luz, que aquel niño no nacido que iba en el vientre de su hija había de ser quien repusiera su honor? ¡Pues, sí, abuelo, con muchísimo gusto!», apunta Barahona en una emotiva entrada del blog La democracia en Recas, Toledo.
En otra entrada de octubre, Barahona se enorgullece de que el Gobierno haya otorgado la reparación moral y recuperación de su memoria personal a Demetrio Ortiz García por parte del todavía ministro de la Presidencia, Relaciones con las Cortes y Memoria Democrática, Félix Bolaños.
El escrito declara «ilegal e ilegítimo el tribunal que juzgó a don Demetrio Ortiz García, así como los jurados y cualesquiera otros órganos penales o administrativos que, a partir del Golpe de Estado de 1936, se hubieran constituido para imponerle, por motivos políticos, ideológicos, de conciencia o creencia religiosa, condenas o sanciones de carácter personal, así como la ilegitimidad y nulidad de sus resoluciones». De igual forma declara «ilegitima y nula la condena, sanción o resolución, dictadas contra Demetrio Ortiz García tanto judicial, como administrativa producidas por razones políticas, ideológicas, de conciencia a creencia religiosa durante la Guerra de España o durante la dictadura posterior». De forma que, Bolaños concluye expidiendo «declaración de reconocimiento y reparación personal, en virtud de lo dispuesto en el apartado 1 del artículo 6 de la citada Ley».
Perdón a las víctimas. En su escrito, Barahona se alegra de que por fin, después de la lucha, su abuelo tenga el reconocimiento del Gobierno. Han sido década de lucha para simplemente conocer el expediente de su abuelo, y ahora por fin ve que su honor y el de otras tantas víctimas de la dictadura están redimidos. Se lamenta de que hayan tenido que pasar nada menos que ochenta años para ello. «Son demasiados años», apunta, convencido de que «las víctimas ya hemos perdonado, puesto que hemos convivido con los criminales golpistas, pero de eso a pedirnos que olvidemos, es demasiado. El ser humano tiene un límite a la hora de soportar hasta qué punto».
Para Barahona, «la Ley de Memoria Democrática nos ha contado todo lo que condena y declara ilegal, pero no contempla, ni una pizca, las responsabilidades de los matadores (asesinos)», (...) es demasiado descarado que esa ley los deje, a los golpistas franquistas, a pesar de los pesares, irse 'de rositas'». A su juicio, ahora no sería un mal momento para que los asesinos pidieran perdón a las víctimas. «Eso sí sería un buen comienzo para, borrar envidias, odios, rencores y venganzas. Eso sí lo podríamos considerar el comienzo de la integración de los requeños en una democracia», apunta.