«Hay que concienciarse de que la inmigración clandestina es una realidad». Así de claro lo explica el delegado del Gobierno en Melilla, Abdelmalik El Barkani, que vive de cerca el problema que sufre esta ciudad autónoma desde hace años. Ytan cerca de la valla fronteriza las cosas se viven con más intensidad y la realidad le invita a insistir en la necesidad de continuar planteando iniciativas para intentar frenar la situación, siempre bajo el prisma de «una política común de los estados miembros de la Unión Europea» y, sobre todo, teniendo en cuenta que lo primero son los derechos humanos y que hay que compaginar esta máxima con la necesidad de custodiar las fronteras.
El delegado del Gobierno en Melilla asistió ayer a una interesante mesa redonda en la que se trató en profundidad la situación, el día a día de la Guardia Civil, la normativa vigente y algunas de las medidas e iniciativas que se han puesto en marcha para intentar controlar la problemática. Si bien, subrayó que el principal escollo se encuentra en que esta inmigración clandestina se encuentra «en manos de las mafias» y el reto de la UE «es intentar arrebatar a las mafias esos flujos migratorios y devolvérselos a las instituciones».
El Barkani lleva tiempo llamando la atención sobre el control de este tipo de inmigración ilegal porque, en estos momentos, «es muy grave y las únicas que ganan son las mafias», ya que los inmigrantes «son las víctimas, los que más pierden».
Además, aprovechó su intervención en la mesa redonda, organizada por la Universidad de Castilla-La Mancha, para referirse a la Unión Europea como pieza clave para conseguir «una inmigración más justa y solidaria», pero para alcanzar ese horizonte tiene claro «que no se pueden hacer siempre las mismas cosas porque se conseguirán los mismos resultados» y en Melilla la situación es grave, según este delegado del Gobierno. Y la mejor prueba de la situación que vive Melilla es que no se conoce a la ciudad «por su realidad intercultural, sino por el drama de la inmigración».
Por otra parte, El Barkarni también tuvo tiempo para elogiar las acciones del Gobierno de España en esta materia y resaltó el programa de retorno voluntario de inmigrantes a sus países que puso en marcha el año pasado, orientado a todos aquellos «que se habían quedado atrapados a tres kilómetros de Melilla sin poder volver a su casa y sin poder entrar en España».
más intervenciones. Sobre la misma idea se pronunció el delegado del Gobierno en Castilla-La Mancha, Jesús Labrador, que incidió en que hay que velar «por el cumplimiento de la normativa», entre las que se encuentra, el reglamento internacional Shengen, teniendo siempre presente «el respeto por los derechos fundamentales de los inmigrantes».
La mesa redonda congregó a numeroso público y obligó a la Universidad a cambiarla de ubicación porque, en principio, estaba prevista en el teatrillo de San Pedro Mártir. Inició el acto el catedrático de Derecho Constitucional, Francisco Díaz Revorio, para introducir la materia desde el punto de vista legislativo y apuntar un par de reflexiones acerca de la situación, dado que de todas las zonas fronterizas entre países, la de Melilla acusa una mayor distancia económica, «más que la de EEUU con México».
Díaz Revorio cree que hay que tener en cuenta conceptos como la soberanía, la globalización, las normativas internacionales y las de los propios países. Eso sí, manifestó «que el único que puede ejercer la fuerza legitimamente es el Estado», pero matizó para evitar confusiones. «Pero eso no quiere decir que siempre sea legítimo usarla».
Por último, el comandante de la Guardia Civil, Eduardo Lobo, explicó con claridad los conceptos de repatriación, expulsión, readmisión y retorno porque cree «que en la calle se habla de las fronteras sin demasiado rigor». Y recordó los momentos más complicados en Melilla desde principios del 2000.