La burbuja inmobiliaria se pinchó en otoño de 2008, cuando la crisis bancaria en Estados Unidos destapó el problema de las hipotecas de alto riesgo y reveló las dificultades que algunas entidades de crédito encontrarían para recuperar el dinero prestado. En el caso español, la conjunción de préstamos barato y ladrillo como vehículo de inversión había protagonizado buena parte de la bonanza económica de aquellos primeros años del siglo. Desde los últimos noventa en adelante, la construcción se convirtió en uno de los motores que impulsó el crecimiento de la riqueza. El peso de esta actividad creció, también en mano de obra. Sin embargo, la zozobra que desató la quiebra de Lehman Brothers, un banco de inversión estadounidense, estableció en aquel año el final de una bonanza cuya fecha de inicio es difícil datar en un momento concreto, también la de señalar el momento de auge de aquel ciclo económico que finalizó de manera abrupta, aunque se apunte a los años 2006 y 2007 como bienio de consenso.
En 2007, se traspasaron 14.684 viviendas en la provincia; en 2008, la cifra se redujo hasta los 14.241 inmuebles. Pero la suave caída vista en el año cero de la crisis se tornó profunda en el inmediato 2009, cuando las operaciones de traspaso menguaron hasta las 6.895 residencias. Desde entonces, y hasta 2022, no se rebasaron las 10.000 operaciones anuales.
La realidad de aquel mercado inmobiliario encuentra semejanzas en el actual, una coincidencia que se concreta en dos factores: por una parte, en el importante volumen de casas vendidas en la geografía toledana; por otra, en los precios crecientes de los inmuebles y en unas cifras que empiezan a parecerse. La oferta, bien nutrida entonces y poco desarrollada ahora, es uno de los elemento divergentes.
La edición de La Tribuna correspondiente al 9 de septiembre de 2006 ofrecía, en su sección de clasificados, dos docenas de anuncios de venta y alquiler. Los avisos más detallados permiten establecer una comparativa con otros inmuebles que ahora se encuentran disponibles en algunos portales inmobiliarios.
Así, en Santa Bárbara se ofrecía en 2006 un piso «a estrenar» de 90 metros cuadrados y tres dormitorios por 186.000 euros. El pasado viernes, Idealista mostraba información sobre un piso con el mismo número de alcobas y 107 metros cuadrados, aunque construido hace medio siglo, por 153.000 euros.
Aquel ejemplar del periódico llevaba en sus páginas el reclamo de un piso con cuatro habitaciones y dos baños en Buenavista, además de otros servicios, como aire acondicionado y garaje. Por este inmueble se pedían 350.000 euros «negociables». Casi dos décadas después, un piso con otras tantas estancias y 118 metros cuadrados, en el mismo barrio y también con garaje incluido, está a la venta por 305.000 euros.
En el barrio del Polígono, el número 3.211 de La Tribuna detallaba la disponibilidad de un piso «como nuevo» con tres dormitorios, un baño y en «excelente zona»; su precio, 161.700 euros. Con idéntico número de aposentos, 90 metros cuadrados y fecha de construcción en 1993, el portal Idealista muestra un hogar a la venta en la calle Río Fresnedoso, cerca del Universitario, por 169.900 euros.
La urbanización de Valparaíso tenía un adosado «en esquina» a la venta en los últimos días del verano de 2006. La casa contaba con tres dormitorios, dos baños, suelos de tarima y jardín. Quien la quisiera habría de desembolsar casi 279.000 euros. Hasta el cierre de esta edición, el portal Fotocasa disponía de otro adosado, este situado en la cerca urbanización de La Legua, con tres habitaciones, dos baños y 171 metros cuadrados valorado en casi 237.000 euros.
La comparativa en el Casco Histórico resulta más difícil de establecer por las peculiaridad del parque inmobiliario en el distrito monumental de la ciudad. El periódico sólo llevaba un anuncio relativo a esta zona: se trataba de un apartamento con dormitorio, salón, cocina amueblada y «suelo de gres». Se pedían 159.400 euros para su adquisición. Por su parte, Idealista cifraba en 155.000 euros el desembolso a realizar por un piso de 87 metros cuadrados y un dormitorio sito en la plaza de San Justo.
¿CERCA DE MÁXIMOS? Los precios de la vivienda en la capital regional se acercan a los máximos marcados durante la burbuja inmobiliaria. La evolución de la oferta, los tipos de interés y el crecimiento poblacional determinarán la suerte futura de este indicador.