La compra de vivienda en Toledo sube un 16,9%, tope desde 2008

Á. de la Paz
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La escasez de obra nueva impulsa el precio del metro cuadrado de los inmuebles de segunda mano hasta los 904 euros, una cifra superior a la de los hogares a estrenar. Los visados para edificación no pasan de los 2.000 anuales en Toledo

Imagen de archivo de la construcción de una promoción de viviendas en altura. - Foto: Javier Pozo

El precio medio del metro cuadrado de las viviendas traspasadas en la provincia durante el cuarto trimestre de 2024 alcanzó los 889 euros por metro cuadrado, un 0,3% más que entre julio y septiembre. El importe asociado a este indicador se incrementó con mayor intensidad entre los inmuebles usados que en la obra nueva. Paradójicamente, el mercado inmobiliario de Toledo constata la primacía de las casas con anteriores propietarios frente a las recién construidas, otro síntoma de la falta de oferta, especialmente en los lugares donde la demanda es mayor. La vivienda nueva tiene un precio de 855 euros por metro cuadrado, un 3,5% más, mientras que la usada añade un repunte del 0,5%, hasta los 904 euros.

En la ciudad de Toledo, el precio de la unidad de referencia en el mercado residencial alcanzó los 1.618 euros, un 15,2% más que el año anterior. La estadística que publica el Colegio de Registradores  con periodicidad trimestral confirma la condición puntera de la capital regional, naturaleza similar a la que se intuye en otras localidades de la provincia, tales Illescas o Seseña. El portal Idealista estima en unos 1.600 euros el precio del metro cuadrado en la cabecera sagreña y algo por debajo de los 1.400 el asociado a la ciudad colindante con Aranjuez. En los tres casos, el coste de la vivienda supera con holgura la media provincial.

En cualquier caso, el informe de los registradores confirma cómo «la intensidad de la senda alcista de los últimos trimestres» se mantiene en el mercado residencial. «La fortaleza de la demanda (...) está provocando esta senda ascendente del precio de la vivienda», insiste. El informe confirma la recurrencia de crecimientos trimestrales del 2% en el precio del metro cuadrado, lo que supone un importante encarecimiento de la vivienda en un periodo breve.

Otro indicador, el de compraventa de viviendas que el Instituto Nacional de Estadística recopila cada mes, muestra cómo durante el pasado año se vendieron en la provincia un 16,9% más de hogares que en 2023. En 2024, se traspasaron 12.759 unidades, el dato más elevado desde 2008, fecha del inicio de la gran recesión económica, cuando se despacharon 14.241 casas. En 2014 y 2015, dos ejercicios marcados por el ajuste del parque residencial, las ventas fueron inferiores a los 4.500 inmuebles.

La concurrencia de ambos factores retrotrae a la provincia a una situación similar a la de los primeros años del siglo. Los precios aumentan, también la compra de vivienda. Sin embargo, la principal diferencia entre el escenario inmobiliario de entonces respecto al actual estriba en la oferta: la vivienda nueva no es capaz de absorber la demanda.

El empuje residencial en la provincia bebe tanto del aumento poblacional que ha experimentado buena parte del territorio toledano en el último lustro como de la mayor competitividad de su parque inmobiliario frente al de otras provincias, especialmente al de la próxima Comunidad de Madrid. Desde la pandemia, el número de residentes se ha disparado en más de 40.000 personas, hasta situarse por encima de los 750.000 vecinos. Entretanto, el tamaño medio de los hogares tiende a decrecer, otra circunstancia que requiere de nuevos inmuebles. Asimismo, la presencia de una porción de hogares vacíos o por rehabilitar supone una traba extra: aunque el último censo de viviendas confirma la existencia de 440.000 unidades en la provincia, una parte de este volumen no se encuentra disponible.

SEGUNDA MANO. El 76,5% de las viviendas traspasadas en 2024 en la provincia habían tenido un propietario anterior. Se vendieron 9.759 hogares de segunda mano y apenas 3.000 unidades de casas nuevas. Un dato muy diferente arrojaba 2008, un ejercicio en el que se cambió la titularidad de 14.241 propiedades. En aquel año, el 52,1% de los inmuebles que encontraron nuevo dueño habían sido construidos con anterioridad. Mientras que la vivienda usada protagoniza tres de cada cuatro operaciones inmobiliarias registradas en Toledo en 2024, el peso de este segmento supuso poco más de la mitad de todas las operaciones en el último año de la burbuja inmobiliaria.

Hasta noviembre del pasado año, se concedieron 2.012 visados de obra nueva en la provincia. El dato parcial de 2024 mejora los correspondientes a 2023 y 2022, con 1.223 y 1.504 permisos respectivamente. Sin embargo, los volúmenes habituales de los últimos años languidecen frente a los de los tiempos más esplendorosos para constructoras e inmobiliarias: en 2007, por ejemplo, se expidieron 27.770 licencias.

La vivienda de protección pública emerge como otra alternativa, aunque, sin apenas promociones iniciadas en la provincia, su impacto en el mercado se produciría en el medio y largo plazo. La Sareb, conocido como el banco malo, posee 1.462 viviendas finalizadas y otras 721 en curso en la provincia.