No sé cómo empezar esta columna semanal. Lo cierto es que hablar de un término que nomina a muchas personas, y que inicia su historia bíblica como nombre de la Madre de la Virgen María, parece implicarme en un trasfondo religioso con doble sentido.
Y, sin embargo, no es así mi intención. Cuando analizas los estudios etimológicos, propios de expertos dentro del mundo de la Filología, especialmente, y lees algunos de sus tratados o significados te provocan cierto estupor algunas de sus definiciones, como en este caso. Nos dice una página consultada en estos modernos medios informáticos del momento, que Joaquina viene del término johoiachin que significa «establecido por Dios», y uno llega a reflexionar sobre esa definición y no encuentras el correcto –más bien, el adecuado- significado de: ¿establecido?
Y si sigues ahondado en el por qué de ello, o te vas a ese Zodiaco comercial y lees parte de su invento espiritual, te quedas todavía más sorprendido; sin embargo, aparecen calificativos que parecen ajustar sus engranajes de ese Karma que los hindúes tienen establecido como energía de vida hacia la reencarnación al calificarla de mujer honesta, responsable, amistosa y de buen carácter. Yo creo que aciertan en toda regla, y lo digo por cuestiones muy, pero que muy personales.
Por tanto, sea Santa Joaquina de Vedruna, aquella catalana que alcanzase la santidad por ser fundadora de las Carmelitas de la Caridad en el siglo XIX; o sea Joaquina Tellez-Girón y Pimentel, marquesa de Santa Cruz y Grande de España, descendiente de aquellos territorios belmonteños; o tal vez, la talentosa cantante, nacida en Venezuela y que actualmente apoya el colombiano Juanes –mejor cantautora en los Grammys 2023-, da igual, lo cierto es que este nombre ha dejado una huella profunda, latente y eterna en mi persona, por agradecer la presencia de quien comparte mi vida, es ser generoso que, por creencia y significado reúne en sí misma todos los grandes valores que dignifican al ser humano; la misma que celebró su onomástica este 21 de septiembre –hace por tanto, dos días- y que yo, aprovechando el espacio que me ofrece el rotativo prestigioso de La Tribuna, quiero dedicar como homenaje.
Por eso, tal vez podría cerrar esta columna con la misma expresión de la citada promesa musical Joaquina Valentina Blavia en su último exitoso albúm «Quise quererte y no he sabido hacerlo..., pero no me arrepiento de haberte conocido y seguir estando a tu lado».