Fernando Jáuregui

TRIBUNA LIBRE

Fernando Jáuregui

Escritor y periodista. Analista político


Con mi dinero no (por favor)

05/04/2024

Nunca creí que algún día tuviese que escribir una columna como esta. Dedicada a alguien a quien no conozco, como David Broncano, y cuyas actuaciones he visto muy pocas veces, me abstendré de decir si me gustaron o no. Aire fresco, sin duda, y no sé si mucho más, pero ya es algo. No sé cuántos euros de los presupuestos valen su fichaje, porque yo no entiendo de esas cosas tan arbitrarias, pero al menos sí me reconozco capacidad para decir 'no', siendo, como soy, miembro de esa inmensa junta de accionistas -cuarenta y ocho millones de personas, quizá- que sufragan la 'tele pública', a la que pago, y a muchos de cuyos profesionales respeto mucho, porque son, acaso, los mejores. Con mi dinero no quiero que medio público alguno contrate a alguien porque venga, dicen -y me temo que dicen bien-, impuesto desde La Moncloa para fastidiar a otro de la competencia ideológica. Al que, por cierto, ni yo ni usted pagamos, porque está en el sector privado, que, en teoría -en teoría- hace lo-que-le-da-la-gana. No con mi dinero.
Hemos llegado al punto en el que ni siquiera nos parece terrible que desde el poder político -y desde otros poderes- se impongan (y se veten) los colaboradores en ciertos medios de comunicación. No hablamos de calidad, sino de arrebatar 'shares'. No hablamos de servicio público, sino de confrontación con otras ideas. No hablamos de fomentar el talento y el debate, sino de acallar a quien dice lo que no nos gusta. Y eso no ocurre solamente en 'esa' tele pública, a la que habría que dotar de un estatuto más severo, más plural. Se extiende peligrosamente el virus a otras muchas ramas, sectores y disciplinas.
Hablo hoy de una 'tele' porque es noticia -y casi nunca el medio debe ser noticia, sino que debe darnos noticias-, pero podría hablar de muchas otras anomalías que nos aquejan a los comunicadores, a los que vivimos en el que debería ser sacrosanto oficio de dar información a la sociedad, conscientes de que la información es el bien más caro a la persona, tras la vida y la integridad física. Por eso, porque no es fácil arrebatarnos los dos primeros valores, a veces nos quieren quitar el tercero. Y conste que no hablo (solamente, al menos) del Gobierno, ni de otros gobiernos; el mal está más generalizado, invade nuestros cuerpos.
Lo peor no es que haya empezado la caza a la verdadera libertad de expresión, que es empresa cinegética que lleva mucho tiempo actuando; lo peor es que los ciervos nos dejamos poner en la diana, mansamente, y nos vamos dejando abatir uno a uno. Y pido perdón a Broncano, de quien aún me parece increíble estar hablando aquí, por utilizarle como símbolo, pobre rico. Pero es que se ha puesto tan a tiro...