La Semana Santa de Toledo está batiendo récords. En Zocodover no cabía ni un alfiler para ver la procesión del Santo Entierro. No había ni un hueco libre en las sillas instaladas para contemplar cómodamente los ocho pasos que conformaron el Santo Entierro, tras la baja este año de la Virgen de la Caridad. La estampa recordaba, si no fuera porque era de noche, al mejor de los Corpus. Eso sí, la Junta de Cofradías debería controlar mejor los tiempos porque, en muchas ocasiones, hay mucho espacio entre los pasos que salen de una iglesia y otra.
La 'pequeña Jerusalén' desborda estos días a cada rincón historia, leyenda, pasión, sentimientos y emociones a flor de piel. Todo esto, y mucho más, es la Semana Santa en Toledo, que en la tarde del Viernes Santo centraba de nuevo el foco en la iglesia mozárabe de las santas Justa y Rufina.
El Descendimiento, un grupo escultórico de cinco metros de altura que sorprende verlo pasar por las angostas calles de Toledo, fue el primero en salier. Espectacular fue la salida de este paso de misterio de su sede canónica, donde la altura del dintel apenas da para pasar el trono, por lo que las manos de los costaleros se ven forzadas a rozar el granito del escalón de acceso al templo. La anécdota de la procesión fue protagonizada por un cofrade del Descendimiento que sufrió un mareo que le impidió continuar procesionando. Ocurrió en la plaza Amador de los Ríos. Por casualidad un familiar estaba en ese punto contemplando la procesión y le acompañó hasta casa. Todo quedó en un susto
Si espectacular fue el Descendimiento, impactante resultó la talla de la Virgen de las Angustias, que en su regazo lleva el cuerpo sin vida de su Hijo. El dolor que refleja el rostro de la Virgen silenció todas las calles del recorrido procesional. Y es que el dolor de una madre por la muerte de un hijo atraviesa como un puñal cualquier corazón.
La Virgen de la Soledad entra en un Zocodover atestado de gente. - Foto: DominguínTras la Virgen de las Angustias, que fue escoltada por los bomberos, se situó el paso del Santo Sepulcro flanqueado por los armados que dan guardia a esta imagen de un Cristo yacente, talla de madera policromada de autor anónimo que es portada en una carroza y que va protegida por una urna de cristal. Junto a ella procesionaron también los Caballeros del Santo Sepulcro.
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Por último, la Virgen de la Soledad y sus damas, vestidas rigurosamente de negro, y los armados cerraron el cortejo del Santo Entierro de toledano. El paso, último en salir también de la iglesia de Santa Justa y Rufina también procesionó acompañado por un millar de mujeres la noche del Viernes de Dolores. Las marchas fúnebres interpretadas por la banda de música Ciudad de Toledo contribuyeron en, algunos momentos, a crear una atmósfera de cierto tenebrismo. A la procesió acudió la alcaldesa de Toloedo, Milagros Tolón, acompañada por todos los concejales del equipo de Gobierno, salvo Ramón Lorente. Además asistieron los concejales del PP, Juan José Alcalde, José López Gamarra y Pablo Corrales; los concejales de Ciudadanos, Esteban Paños y Araceli de la Calle, y el concejal no adscrito, Luis Miguel Núñez.