En el blog 'Hombre de palo',  Antonio Sánchez-Horneros ha publicado el articulo 'Vidas Paralelas' en el que describe las trayectoria similares del escultor Baltasar Lobo y Alberto Sánchez. El primero de Zamora,  el segundo  de Toledo. Y el paralelismo de la vida de ambos también le sirve para hablar de las dos ciudades. Zamora, a pesar de su rico patrimonio románico y  arquitectura modernista, centrada en el espectáculo de las obras de Baltasar Lobo. En Toledo, todavía, aunque en vía de un arreglo, veremos si reparador, con las obras de Alberto Sánchez en los almacenes del denominado Museo de Santa Cruz. Zamora aparece cuidada y renovada, desde que una exposición de 'Las Edades del Hombre', promovida por la Junta, sirviera para aventar el aire de vieja ciudad. Fue una inversión colosal. Desde entonces todo han sido mejoras. Toledo, tuvo su ocasión con el IV Centenario del Greco, pero, como tantas otras, fue desperdiciada. Ni la Junta invirtió en transformar sus infraestructuras ni el Ayuntamiento llegó por su limitado presupuesto. Y así, a pesar de los esfuerzos de la actual Corporación por adecentar las principales vías de tránsito de la ciudad, no ha abandonado aún su pátina de ciudad deteriorada, desvencijada. Y otra cosa, y muy importante, tiene un río limpio por el que se puede pasear y contemplar en perfil de la ciudad, mientras Toledo sigue, y seguirá por muchos años, presa de la maldición de un trasvase de su aguas, que no cesa, y de los vertidos contaminantes del alfoz de Madrid. No es de extrañar que el autor, al volver de Zamora, porte junto con el equipaje «un extraño sentimiento de melancolía, pena, frustración y …. culpa». Es la misma sensación que han experimentado todos cuantos han viajado y viajarán desde Zamora a Toledo. ¿Por qué esta  extraña sensación de haber estado en una ciudad cuidada, mimada, activa y poblada, mientras Toledo no se libra de la imprecisa sensación de ciudad muerta que ya describieran Galdós o Urabayen?
En fin, les recomiendo que lean el texto del blog 'Hombre de palo' para descubrir las 'vidas paralelas' de dos escultores de la modernidad. Tal vez el lector tenga la misma mala conciencia de no haber tratado con mimo a su escultor más revolucionario y no disponer de una ciudad tan cuidada como Zamora. Melancolía, pena, frustración y …. culpa.