Los caballeros y damas Mozárabes de Nuestra Señora de la Esperanza se unieron esta tarde a la procesión del Santo Entierro portando en andas y bajo palio de color azul, el Lignum Crucis, que salió de la parroquia de Santa Eulalia, por segundo año consecutivo. Lo intentaron por vez primera en 2018 pero la lluvia, al igual que en 2019, lo impidió. Luego, los dos años de pandemia también lo imposibilitaron. Por tanto, hasta 2022 Santa Eulalia no pudo unirse a las parroquias de Santa Leocadia, santas Justa y Rufina y El Salvador, como templos desde donde parten los pasos que configuran la procesión del Santo Entierro, que fue presidida por el arzobispo de Toledo, Francisco Cerro.

El fragmento de Lignun Crucis, la cruz en la que Cristo fue crucificado fue encontrado en un cofre escondido en una pared de la Iglesia de Santa Eulalia que hubo que sanear porque amenazaba ruina. La Santa Reliquia se encuentra depositada en una ampolla incrustada en la cruceta de un relicario de metal dorado en forma de cruz de brazos lisos. La base del relicario es rectangular y está decorada con óvalos esmaltados en azul. En la base además se encuentran las reliquias de la santa y mártir Santa Eulalia, titular de una de las cuatro parroquias mozárabes que aún se conservan tras la desaparición de las parroquias de San Marcos y San Torcuato.
El Lignum Crucis procesiona en unas andas de madera portadas a hombros por ocho cargadores y va escoltada por miembros del Cuerpo Nacional de Policía encabezados por el Comisario jefe de Toledo, Carlos Julio San Román. El cortejo procesional es abierto por las damas mozárabes que visten traje negro, peineta, mantilla y guantes negros.  En el lado izquierdo del pecho lleva un lazo con las mismas características de la venera de los mozárabes  

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Protegida durante siglos por los cristianos que mantuvieron su fe bajo la dominación musulmana, hoy el Lignum Crucis es patrimonio de los toledanos.