El servicio de emergencias 112 Castilla-La Mancha llamó la semana pasada de madrugada al alcalde de Sevilleja de la Jara, Faustino Ollero. El operador creía que se comunicaba con Protección Civil, pero esta atención especial en municipios tan pequeños recae normalmente en los regidores. Había malas noticias en un paraje conocido como 'Río Frío y siete nombres'. Un incendio desencadenado junto al río Frío amenazaba la tranquilidad de finales de agosto. La intervención de los bomberos del Belvís conjuró el peligro.
Corría el 27 de agosto. El suceso quedó en un conato porque la afección forestal fue mínima. Pero el personal de la Diputación, cuyo principal cometido es urbano, debió desplazarse 25 kilómetros, desde Belvís de la Jara, como servicio de emergencias de guardia.
La alarma en el vecindario de Gargantilla, una pedanía de Sevilleja de la Jara a dos kilómetros del origen del siniestro, se disparó cuatro días después. A 100 metros de ese primer conato, se desataba otro siniestro el 31 de agosto hacia las 10 de la noche. Otra vez, los bomberos del Consorcio con base en Belvís de la Jara apagan las llamas en este fuego de mayor fuste. El cambio del viento favoreció que la gravedad fuera menor, con unas llamas que se alejaban de la sierra. Un retén de Geacam, dependiente de la Junta y sin servicio nocturno de guardia en la zona, refrescó posteriormente el terreno. La superficie malograda por las llamas bajó de la hectárea.
«La gente está cabreada en Gargantilla», apunta el alcalde a este diario, quien asevera sin dudas el carácter intencionado de ambos siniestros. Por ello, pide a los vecinos de este municipio colaboración para averiguar la identidad del autor.
La Guardia Civil y la Junta encabezan una investigación judicial para desenmascarar al individuo, quien lanzó probablemente material incendiario desde algún vehículo al paso por la N-502, la carretera nacional que comunica Ávila y Córdoba. De momento, los investigadores han requerido al Ayuntamiento de Sevilleja de la Jara las imágenes de las cámaras de vigilancia municipales para dar con algún sospechoso.
«Hasta ahora no había ocurrido nada intencionado», subraya el alcalde. Los incendios ha sucedido en un área de cotos de caza, frecuentísimos en este parte de la provincia de Toledo. Además, amenazaban también cabaña ganadera, concretamente ovejas. Y ponía también en jaque a la pedanía de Gargantilla.
Seguro que lo hace desde el coche, lanzando algo encendido», afirma el alcalde en un mensaje difundido entre los vecinos para que aporten información a la Guardia Civil o al servicio de emergencias 112.
Muy cerca de allí, a unos 20 kilómetros de distancia, un incendio devastador arrasó más de 2.500 hectáreas a principios de agosto. Un accidente de tráfico originó las llamas que obligaron a confinar las localidades de La Estrella de la Jara, Aldeanueva de Barbarroya, La Nava de Ricomalillo y Fuentes. De esta manera, la comarca de La Jara está más pendiente aún de los conatos.