El síndico descubre bajo los mosaicos de Carranque una doble contabilidad

Luis J. Gómez / Toledo
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La auditoría del parque arqueológico destapa que el dinero de las ventas no se ingresaba regularmente en la cuenta corriente y detecta incluso errores en las operaciones matemáticas

El mejor mosaico de Carranque representa al dios Océano, con barbas en oleaje y pinzas de cangrejo como cuernos. - Foto: Rosa Marcos

Si el dios Océano representado en el mosaico de la fuente de la Villa de Carranque (Toledo) pudiera hablar... tal vez se le podía preguntar cómo era la contabilidad de la Villa en la era romana y comprobar si en la parte de ingresos se incluía la producción de vino y aceite, y en la de gastos, la importación de mármol de canteras imperiales. Pero quizá haya también habría que preguntar a Océano por algunas incógnitas de la contabilidad del siglo XXI. El síndico de Cuentas ha tenido que hacer todo un ejercicio de ‘arqueología financiera’ y en su último informe destapa que debe de haber algo detrás de los mosaicos. «Las graves irregularidades de las cuentas anuales implican un elevado riesgo de falseamiento en documento público, así como la existencia de una doble contabilidad», sentencia.

Las pegas que pone el síndico a las cuentas del parque arqueológico de Carranque son como teselas que una a una van formando una imagen poco halagüeña de la sostenibilidad del recinto, que depende en su parte mayoritaria de la Junta. La primera ‘tesela’ sería la más matemática y es que la Sindicatura detecta incluso equivocaciones al hacer los cálculos. En el balance y cuenta del resultado económico-patrimonial resalta que «las sumas de los resultados intermedios que agregan varias partidas no son correctas» y observa «errores aritméticos». Unos errores que la propia Sindicatura corrige para ofrecer un cuadro ajustado a la realidad.

Otra ‘tesela’ viene en la liquidación presupuestaria, donde la Sindicatura denuncia que el parque arqueológico no se sujetaba a lo previsto en la Ley de Hacienda para hacer modificaciones presupuestarias. Eso ocurrió en 2010, pero es que en 2009 y 2008 los informes de la Sindicatura destapan que en el capítulo de bienes y servicios se reconocían obligaciones (de pago) por encima de los créditos disponibles, algo que advierte que según el texto legal sería una actuación «nula de pleno derecho».

La tercera ‘tesela’ es la que hace pensar a la Sindicatura que hay una doble contabilidad. Por un lado, denuncia que al organismo auditor «fueron entregadas unas cuentas anuales distintas de las que se remitieron desde la Dirección General de Patrimonio Cultural». Por otro, denuncia que no se hacen libros diarios de gastos e ingresos. Resultado: «Las cuentas elaboradas no se ciñen a la realidad que han de reflejar».

La ‘tesela’ de la tesorería se articula en el caso de Carranque en una tarjeta de crédito, una cuenta corriente y una caja, aunque la Sindicatura advierte que de estas dos últimas no constan registros internos. Incluso apunta que «los importes obtenidos por venta de entradas y productos de tienda no son ingresados regularmente en la cuenta corriente». Para completar el mosaico, la Sindicatura reconoce que también se incumplía la obligación de Ley de Hacienda de exigir dos firmas para los pagos superiores a 1.200 euros.

Ni en bonanza.

Al igual que en el propio yacimiento, en las cuentas también toca hacer arqueología aunque sea reciente. Los informes de la Sindicatura de Cuentas han ido avisando de que Carranque estaba en una situación delicada, que arrastraba incluso de los años de bonanza. Con las cuentas de 2006 delante, el síndico alertó de que la «situación financiera del consorcio es preocupante». Su recomendación de limitar los gastos llegó al Gobierno en marzo de 2009.