Los accidentes de tráfico que se produjeron en las carreteras de la provincia segaron 21 vidas durante el recién finalizado 2024. Se trata de un dato que mejora el registro del año anterior, cuando fallecieron 31 personas en accidente de circulación. El descenso, expresado en términos relativos, alcanza el 32,3% y devuelve la cifra de letalidad al volante a unos valores que se sitúan en el rango bajo de la serie histórica.
A lo largo del último decenio, los incidentes de circulación se han cobrado 271 víctimas, lo que supone unas 27 por año. En cualquier caso, la distribución temporal de este dato ofrece diferencias acusadas entre ejercicios. Así, en 2017, las muertes en vías interurbanas se dispararon hasta las 46; sin embargo, en 2022, se registraron apenas 18. La disparidad de registros confirma, más allá de la responsabilidad de mantenimiento de los caminos que corresponde a las diferentes administraciones públicas, la importancia del factor humano.
Los datos de la serie histórica parecen dibujar una pequeña ralentización de la mortalidad; entre 2015 y 2019, los cinco primeros del periodo del que la Dirección General de Tráfico (DGT) ofrece datos, se contabilizaron 148 decesos en la provincia; en los cinco posteriores, entre 2020 y 2024, se han lamentado 123 pérdidas por estos hechos, aunque se deba advertir que el volumen circulatorio resultó inferior en parte de 2020 y 2021 por los efectos de las restricciones a la movilidad decretadas como estrategia para la lucha contra el coronavirus.
Respecto al resto de las provincias de la comunidad autónoma, Toledo tiende a ofrecer los peores datos de mortalidad en la carretera. Durante los últimos diez años, las muertes que se han producido en la geografía toledana supusieron el 32% del total regional; aproximadamente, una de cada tres.
Los rangos anuales en este periodo oscilan entre el 22,5% registrado en 2022, cuando la provincia contabilizó 18 decesos por esta causa sobre un total de 80 en Castilla-La Mancha, y el 41,1% del especialmente trágico 2017, cuando perdieron la vida 46 personas en los caminos toledanos -y 112 en toda la región.
Del mismo modo que con los datos absolutos, la incidencia relativa también ha decrecido en el segundo lustro del periodo analizado. Entre 2014 y 2019, la provincia acumuló el 33,7% de todos los fallecimientos registrados en las vías interurbanas de Castilla-La Mancha; en el quinquenio posterior, el más reciente en el tiempo, esta tasa ha caído hasta el 29,4%.
Cabe reseñar la ubicación de la provincia como territorio de paso de millones de vehículos a lo largo del año hacia el sur y el este de la península desde el centro del país. Las autovías radiales A-4 y A-5, también la A-42, que comunica las capitales nacional y regional, atraviesan el territorio toledano. Además, la red terrestre incluye otras autovías de titularidad regional, varias carreteras nacionales y un entramado de carreteras autonómicas y provinciales que articulan la conexión entre los más de dos centenares de municipios.
UN NÚMERO «INASUMIBLE». En el conjunto del país, se contabilizaron 1.040 siniestros mortales en los que fallecieron 1.154 personas; además, otras 4.634 personas sufrieron heridas que requirieron su ingreso hospitalario. Los números correspondientes a 2024 mantienen la «tendencia de relativa estabilidad de la última década, con un promedio de 3 personas fallecidas y 13 heridas hospitalizadas por día», explica la Dirección General de Tráfico (DGT) en su balance del año recién finalizado. Se trata de una cifra «inasumible», asegura Fernando Grande-Marlaska. «Ni debemos ni podemos aceptar que la movilidad en carretera, indicio de la pujanza económica y social del país, tenga un precio tan alto», añade el ministro del Interior.
Las vías convencionales registran el 72% de las víctimas mortales, aunque en 2024 repuntaron un 7% los fallecidos en autopista y autovía, con 22 decesos más. Asimismo, los óbitos de peatones menguan un 15% interanual en el conjunto de España.