Educación, herramientas, recursos y protección. En principio, parten como los pilares para erradicar la violencia de género, que no afecta únicamente a las mujeres, también a los menores, pero la problemática es compleja y exige también coordinación desde las administraciones, concienciación, prevención y detección y no siempre la ecuación sale adelante como se hace necesaria.
El Campus de la Fábrica de Armas acoge a lo largo del día la jornada 'Igualdad frente la violencia contra las mujeres', organizada por la Universidad de Castilla-La Mancha (UCLM) y la Delegación del Gobierno, para abordar la realidad de los menores, como víctimas, testigos y espectadores de la violencia de género.
Esta jornada formativa, a la que asisten 360 personas, contando con alumnado, profesorado de Primaria y Secundaria, y miembros de Fuerzas de Seguridad, forma parte de un ciclo que se completará con una jornada en el Campus de Albacete el 19 de octubre, centrada en discapacidad y violencia de género, y otra en Cuenca el 9 de noviembre, orientada en la ciberviolencia de género y el ciberacoso.
«Parece que cuando hay menores de por medio nos olvidamos de ellos. No solo hay que darles cobijo y tratarles, también necesitan un tipo de asistencia, pero las instituciones, lamentablemente, vamos todavía un paso por detrás», explicó a su llegada el subdelegado de Gobierno en Toledo, Carlos Ángel Devia, consciente también de los avances logrados gracias a distintas iniciativas en centros educativos, el papel del profesorado y el trabajo de los Cuerpos de Seguridad.
En esta línea, Devia aportó algunos datos que ayudan a visibilizar la situación de los menores que se encuentran en un contexto de violencia y a poner el foco en una problemática que necesita más atención. Actualmente en la provincia de Toledo se mantienen activos 218 casos de menores en situación de vulnerabilidad, 113 casos de menores en situación de riesgo y cuatro en los que los menores son agresores.
La universidad. El papel de la UCLM se resume en lanzar un mensaje formador y continuar colaborando con las administraciones para disponer «de un altavoz que llegue a la sociedad», como afirmó la delegada del Rector para Políticas de Igualdad, Carmen Díaz Mora, que aprovechó para recordar «que la realidad es obstinada y las cifras rotundas», con lo que se necesita «mucha más colaboración».
A la inauguración se sumaron también la jefa de la Unidad contra la Violencia sobre la Mujer de la Subdelegación del Gobierno en Toledo, Eva Mª García Rodríguez; y la codirectora de la jornada y secretaria de la Comisión de Igualdad y Diversidad de la Facultad de Educación de Toledo, Zaida Vila Carneiro.
Las jornadas contaron con la intervención del profesorado de la UCLM y de expertos en la materia ligados a la administración y a las Fuerzas de Seguridad. La primera ponencia se centró en la exposición de los menores a la violencia de género en el ámbito familiar, y corrió a cargo de Belén Reguera Briz, directora de Formación de la fundación ANAR y profesora asociada de la UCM en el Máster de Psicología General Sanitaria. Además, participó el sociólogo e investigador del Centro Reina Sofía de FAD Juventud, Stribor Kuric, entre otros ponentes.
Colaboración. Las nuevas tecnologías se encuentran ya vinculadas al 68% de los casos de violencia de género en adolescentes, según dio a conocer unos meses la Fundación ANAR (Ayuda a Niños y Adolescentes en Riesgo). Los expertos comparten desde hace tiempo que la solución no es dejar de regalar un móvil o que los menores no tengan acceso a un dispositivo, lo importante es acompañarlos en el ámbito digital.
Al respecto, el subdelegado de Gobierno en Toledo, Carlos Ángel Devia, manifestó su preocupación por el auge de este tipo de delitos y las dificultades añadidas para ponerles coto.
En este contexto, el subdelegado respaldó «el importante trabajo» que realiza la Policía y la Guardia Civil canalizado en jornadas en los centros educativos, pero considera que es insuficiente «porque los resultados no son los esperados y se están incrementando».
Por tanto, considera que es necesario ir más allá y «que las familias colaboren en el control de acceso de los hijos a sus dispositivos». Y dada la situación y el aumento de violencia sexual entre menores, entiende que habrá que realizar «un esfuerzo» y trabajar con las asociaciones de padres y madres.