Un referente para el barrio de Santa Bárbara

J. Monroy
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Luis Álvarez Ocampos rememora una niñez en la estación de ferrocarriles y vuelve a reclamar a Renfe y Adif un monumento significativo para una rotonda en el barrio

Un referente para el barrio de Santa Bárbara

«Para la gente de Santa Bárbara, la estación siempre ha sido un punto de referencia. Era un lugar donde los niños íbamos a jugar, entre los vagones». Ha sido un lugar de unión, de juego, de fiestas, donde han visto llegar a los turistas a la ciudad, un orgullo para el barrio.

Quien así lo afirma es Luis Álvarez Ocampo, expresidente de la Asociación de Vecinos Alcántara y de la Federación Vecinal 'El Ciudadano', quien de niño se fue a vivir al interior de la estación junto a su familia. Había llegado al barrio en 1956 con seis años y recuerda que la familia vivió en la corrala de la casas de Cabañeros, junto al actual Telón. Era un espacio caro y lleno de humedades. Hasta que su padre consiguió una vivienda dentro de la estación, a un precio razonable, con radiadores y espacio para una familia.

Álvarez Ocampo pasó allí su niñez y juventud, casi hasta que se casó. Recuerda que los niños del barrio acudían a jugar a la estación, se metían entre los vagones y se subían a los andamios con ruedas con los que se limpiaba la parte alta del vestíbulo. De hecho, conocían los vagones que se cambiaban de vía para el día siguiente y se montaban en ellos. Los jardines se utilizaban para que todos jugaran al escondite.

Un referente para el barrio de  Santa BárbaraUn referente para el barrio de Santa BárbaraDentro de la estación vivían habitualmente cinco familias de trabajadores de Renfe, dos en la parte de la torre y tres en la cantina. A falta de televisión, se salían al fresco con cartones, hamacas y sillas, a contar historias y charlar.

Las primeras Semanas de la Cultura del barrio de Santa Bárbara, en 1960 y 1961, se desarrollaron dentro de la estación, junto a la cantina. Aunque se cerraba la puerta para que no pasara nadie, ellos estaban dentro del recinto, y se colaban en el espectáculo.

Aquellos niños vivieron un enorme boom del turismo a través de la estación. También veían autoridades y hasta artistas. Cuando en 1964 se rodó en Toledo la película 'El fabuloso mundo del circo', con Raquel Welch, las inundaciones obligaron a dejar en los muelles a todos los animales en jaulas. Vieron el rodaje de 'Tristana', o 'Dónde vas Alfonso XII'. El padre de Álvarez Ocampo, que trabajaba de factor de circulación, aparece vendiendo billetes en 'Un día en Toledo'.

Un referente para el barrio de  Santa BárbaraUn referente para el barrio de Santa BárbaraÉl no vivió la gran inundación en 1947, pero Álvarez Ocampo recuerda que antes del trasvase había muchas crecidas. Entonces las familias se iban a coger peces a la orilla del río, junto al palacio de Galiana. El agua se enturbiaba tanto que los peces buscaban la orilla, y las familias los cogían en cestas. Eran tiempos de olor a vinagre en todo el barrio, cuando se escabechaban los peces. Aquellas familias también se iban a bañar en verano al río, en grupos de amigos y vecinos. Como su padre no salía del trabajo hasta las diez y media, después se iba con ellos, que se habían estado bañando por la tarde, y allí cenaban todos.

Cuando Álvarez Ocampo era joven, dado que en las viviendas sobraba espacio, se juntaban todos sus amigos en la habitación que se utilizaba de trastero y para juegos.

La estación dio nombre a su propio grupo de artistas. Cuenta con su propia cantina, e incluso con su capilla, que se suele utilizar para el culto. Era el antiguo Salón Regio, para recibir autoridades, aunque desde finales de los años cincuenta, el sacerdote Luis Rodríguez Oliver consiguió su transformación en capilla.

Orgullo de barrio. Tras recordar todos estos momentos, Álvarez Ocampo explica que para los vecinos de Santa Bárbara, su estación de ferrocarriles es un motivo de orgullo, «tener un monumento tan bonito y que es un reclamo cuando viene la gente y se queda impresionada».

Lo que nunca han logrado el barrio y su Asociación de Vecinos, se lamenta, es que Renfe o Adif cedan para Santa Bárbara algún elemento, máquina o vagón que fuera significativo para su instalación en una rotonda del barrio, que sirviera de reconocimiento a tantos vecinos de la zona que han trabajado en Renfe y de la unión de Santa Bárbara y la estación de ferrocarril. Cierto es que cuando se celebró el centenario de la estación llegó una promesa de cesión, «pero se ha ido enfriando la cosa», se lamenta Álvarez Ocampo, que desearía que se retomara la propuesta.