José Pablo Sabrido presidió la comisión de Urbanismo celebrada este lunes en el Ayuntamiento con pocos asuntos relevantes sobre la mesa. Sin embargo, aprovechó el encuentro con los grupos políticos de la corporación para adelantar, dentro del capítulo de ‘Información de la Presidencia’, que «a medidos de junio estará el informe» adjudicado, el pasado mes de diciembre, a la empresa Ezquiaga Arquitectura, Sociedad y Territorio, S.L., para la realización del diagnóstico urbano de Toledo por 17.545 euros.

Tan sólo mencionó esa fecha y ese trabajo, ya que sobre el acuerdo firmado con Joan Busquets para la redacción del análisis de Vega Baja aludió a que el arquitecto está trabajando en ello y que cuando se presente -no apuntó ninguna fecha- deberá salir a licitación. Aspecto, el de la falta de definición sobre la fecha de conclusión del informe de Busquet, que resulta incongruente porque ambos trabajos deben vincularse, no puede entenderse el uno sin el otro.

Sobre el ‘Análisis de la situación de la ciudad de Toledo y bases para la formulación del Plan de Ordenación de Toledo’ -la alcaldesa aseguró en diciembre que estaría concluido en tres o cuatro meses- se trata de un contrato menor destinado a la realización de «un análisis detallado y desagregado de los problemas y oportunidades de la ciudad» para «evaluar las afecciones y tener estrategias para el POM».

Según el contrato adjudicado a Ezquiaga, el documento resultante debe sustentarse en el análisis de los informes encargados hasta la fecha por el Ayuntamiento que, por ello, «deben ser analizados para poder evaluar las debilidades y oportunidades de la ciudad».

Puesto que las informaciones ofrecidas por el Ayuntamiento en torno a este estudio han sido escasas, conviene apreciar que el pasado mes de febrero, la alcaldesa y el concejal de Urbanismo se reunieron con el prestigioso urbanismo, tras lo cual Sabrido aseguró que el estudio está llamado a ser una hoja de ruta que concluirá con un diagnóstico y una propuesta tras la participación de los agentes sociales de la capital regional y de la ciudadanía.

El documento, afirmó, «se dará a conocer en las distintas mesas a los sectores sociales, incluso antes de tener el diagnóstico los agentes sociales tendrán conocimiento y podrán opinar sobre el mismo», porque el objetivo es que, en base a este diagnóstico, se «aprueben las bases del POM» cuando «los ciudadanos hayan podido opinar sobre el mismo».

El edil de Urbanismo recalcó que el fin del Gobierno local es diseñar la mejor ciudad para los próximos años «evitando la dispersión o la disfunción que quizá otro tipo de desarrollo haya podido producir en la ciudad de Toledo», aseverando que el trabajo iniciado meses atrás «va dando los frutos del cronograma que nos habíamos propuesto: ir desarrollando los principios en los que queremos que se mueva el futuro de la ciudad».

Un conocedor de la ciudad. José María Ezquiaga, Premio Nacional de Urbanismo, fue en 1998 el autor del Estudio del Urbanismo Comercial previo a la revisión del PGMOU de Toledo encargado por el Ayuntamiento. En el citado trabajo, según informa en la web http://ezquiagaarquitectura.com/, realizó un análisis en profundidad de la situación y dinámica de las diversas tipologías organizativas de los establecimientos comerciales y formuló un diagnóstico de la problemática económico-territorial del sector y de la incidencia de las regulaciones urbanísticas en la dinámica comercial de los tejidos urbanos. Además, propuso recomendaciones para el tratamiento de las actividades comerciales en la Revisión del Plan General, tanto a nivel normativo como de calificación del suelo en coherencia con la estrategia general de ordenación urbana formulada por el Ayuntamiento.

Sobre las claves de su trabajo, encargado del ‘Análisis de la situación de la ciudad de Toledo y bases para la formulación del Plan de Ordenación de Toledo’ ofreció algunas pistas en la conferencia impartida en Toledo, en noviembre de 2007, dentro de la primera edición del Máster Universitario ‘ Urbanismo y Ordenación territorial’. En el encuentro el arquitecto apostó el uso «creativo e inteligente del territorio» y «no sólo como sujeto pasivo sino como elemento de valor».