Javier Ruiz

LA FORTUNA CON SESO

Javier Ruiz


Carmen y la Transición

23/01/2025

Podía ser Carmen Díez de Rivera, musa de la Transición, pero es Carmen Quintanilla, presidenta de Afammer y una de las personas que antes alzó la voz en España por la situación en que se encontraban las mujeres rurales cuando nuestro país comenzaba a dar sus primeros pasos por la democracia. El otro día dictó una conferencia magistral en la Biblioteca Pública del Estado de Ciudad Real sobre aquellos años y cómo las mujeres influyeron también en el cambio político que se avecinaba en España. Ahora que celebramos los cincuenta aniversario de Franco – que es una manera implícita de decir que nadie pudo con el dictador en vida y hubo que esperar a su muerte en la cama-, escuchar testimonios como el de Quintanilla ponen las cosas en su sitio y trazan el lienzo verdadero de lo que fueron aquellos años.
Carmen siempre me gustó porque fue espíritu libre, verso suelto del partido y algo ácrata en su vida. Me atraen las personalidades transversales, aquellas que cruzan de uno a otro lado el espectro político y social. Procedente de la Unión de Centro Democrático, principal impulsora de la Transición que comienza con la Ley de Reforma Política, pasa por las primeras elecciones generales y culmina con la aprobación de a Constitución del 78, marcó territorio de inicio sobre un asunto que nadie se ocupaba entonces y aún hoy, a veces, parece olvidado, la situación de las mujeres en el ámbito rural. Si la discriminación de género ha sido y es una evidencia todavía, la vida en los pueblos supone una brecha mayor. Carmen, que viene de abajo, lo vio claro desde el principio y levantó la bandera de la igualdad que incluso las suyas mismas no entendían. Sin duda fue pionera porque tocaba unos temas de los que nadie quería hablar y se cruzaba ante quien hiciera falta para expresar su parecer. 
Lo que más me encandila de ella es su independencia, pues habiéndolo tenido todo para militar en cualquier partido de izquierdas, decidió ser fiel a su ideario político y habitar el centro democrático del que aún no ha salido. Aunque su discurso a veces choque con algunos postulados propios o no sean entendidos por todos, no ceja en su empeño y se enfrenta con igual denuedo a ambos extremos del espectro político. Dice que la negación de la violencia de género es una aberración, pero también señala que el feminismo radical de izquierdas de mujeres contra hombres ha hecho muchísimo daño. El otro día habló de aquel tiempo en que todo se construía, cuando un grupo de quinientos hombres votaron en un hecho sin precedentes irse a su casa desde el Congreso de los Diputados. Algo que a veces se olvida para entender la propia Transición, el harakiri de las Cortes franquistas. Me dicen que van a estudiar su caso en la universidad y posiblemente hagan una tesis sobre ella y su lucha. Como dijo Miguel Ángel Valverde, presidente de la Diputación de Ciudad Real en su presentación, Carmen nos trascenderá en el tiempo.