El profesor Rafael Fuentes analizó la huella de la creación plástica de Alberto Sánchez en el teatro, un lazo que se materializó de manera significativa en la adaptación que Federico García Lorca realizó, en 1932, de Fuenteovejuna, escrita por Lope de Vega en los albores del siglo XVII. La compañía universitaria La Barraca, promotora de la reposición de la obra, encargó al escultor toledano la realización de los telones para la puesta en escena del clásico revisitado. Los trabajos de Sánchez permiten entrever una «simbiosis entre texto y plástica bastante profunda».
El incipiente estudio de la vertiente teatral de Sánchez trata de destapar una de las dimensiones menos conocidas del artista. «Primero, muy aceptado; después, criticado; después, vuelto a aceptar y, finalmente, cuando se marcha al exilio, encuentra limitaciones por las circunstancias políticas», dice Fuentes sobre la evolución de «la conexión» entre el autor de El pueblo español tiene un camino que conduce a una estrella y el teatro.
Para comprender el lazo del creador con el género dramático cabe reseñar la influencia del uruguayo Rafael Pérez Barradas, un eco que también determinó su vocación artística y sus primeras facturas. El contacto propició el acercamiento del teatro vanguardista al toledano después de la Primera Guerra Mundial. Fue entonces cuando Sánchez conoció a los intelectuales de la generación del 14, a Ramón Gómez de la Serna, Benjamín Jarnés o José Ortega y Gasset, además de Jorge Luis Borges o Gerardo Diego. Posteriormente, y ya lejos de aquel ultraísmo, el escultor se aproximó al «arte total» que proyectaba Lorca, un teatro en el que, a partir del romanticismo wagneriano, se unieran arquitectura, música, pintura y todas las artes al unísono. Entretanto, Pablo Picasso o Salvador Dalí fueron dos referencias permanentes.
La generación del 27 pensaba en «escenografías muy estéticas», añade Fuentes. Aquellos creadores descartaban las puestas de escena «mecánicas» que abundaban en las representaciones de la época. «El texto es un trampolín en el teatro, un punto de partida para una creación más amplia donde los artistas plásticos, como Alberto, juegan un papel importante», detalla el ponente. Los telones de Sánchez para Fuenteovejuna «contribuyen a la renovación» del teatro en España durante la década de los años treinta del siglo pasado. Los tejidos que pinta el toledano, además, refuerzan la voluntad «de traer al presente» los textos del Siglo de Oro, la idea con que Lorca concibe el proyecto de La Barraca.
La ponencia sobre la relación de Alberto Sánchez con el teatro clausuró el ciclo sobre las diversas facetas del artista que la Fundación Ortga Marañón ha realizado en la Biblioteca de Castilla-La Mancha desde el pasado otoño.