El blog Toledo olvidado, publicado por Eduardo Sánchez Butragueño, dedica su última entrada a la nevada que cayó sobre Toledo y buena parte del territorio peninsular en una fecha tan improbable como el domingo 13 de abril, un fenómeno que dejó una estampa más propia de la Navidad en el tiempo propio de la Pascua.
La nieve sorprendió a vecinos y visitantes. Uno de aquellos foráneos, el meteorólogo francés Marcel-Henri Gaussen, se convirtió en uno de los protagonistas colaterales de un acontecimiento «unánimemente recordado» por los aficionados a la observación del tiempo atmosférico. Gaussen realizó un amplio reportaje fotográfico que documentó aquel evento.
Se desconoce si el científico galo decidió visitar Toledo ante las previsiones que vaticinaban una nevada histórica. «Es complicado saber si la presencia de un experto meteorólogo como Gaussen en Toledo aquel día fue premeditada», explica Sánchez Butragueño, quien desliza la posibilidad de que quizás el francés «vio las predicciones unos días antes y decidió venir a España a vivir en directo el suceso».
Sánchez Butragueño ha recopilado una treintena de instantáneas que documentan la presencia de la nieve en aquella jornada de primavera. Además, adjunta un análisis meteorológico que explica cómo el viento de levante y el embolsamiento frío sobre el territorio peninsular facilitaron el inesperado suceso. «Aquel temporal dejó grandes acumulaciones de nieve en todo el sureste español, siendo muy recordado en ciudades como Granada, y sus efectos se extendieron hasta el centro peninsular, incluida la ciudad de Toledo», detallan en Toledo olvidado.
La nevada de abril de 1958 supone una rara avis para una época del año en la que las temperaturas tienden a crecer, los días se estiran y las precipitaciones, cuando se producen, suelen ser en forma de lluvia. El espesor de la nieve alcanzó varios centímetros y se acumuló en mayor cantidad en los espacios vegetales que en las áreas urbanas.