Lunes, 20 de enero de 2025. Ese día el mundo giraba con el ritmo de siempre, aunque por algunos acontecimientos parecía que fuera más rápido de lo habitual. En Davos (Suiza) se reunían presidentes de gobiernos y financieros del mundo para analizar la marcha global de la Economía y la Inteligencia Artificial. Mientras en los Estados Unidos de Norteamérica tomaba posesión de su cargo el nuevo presidente Donald Trump. Su aparición como 47 presidente abrirá un tiempo que vaticina todas las incertidumbres por el nacimiento de un nuevo orden. En cuanto a la meteorología, anunciaba lluvia, pero no esa lluvia torrencial que arrasa cosechas y levanta carreteras, sino una lluvia mansa, discreta, austera, como la Mancha.
Más humildes, pero no menos importantes, en el paraninfo de la Universidad de Castilla- La Mancha, en Ciudad Real, gentes llegadas de toda la Región se reunían para cumplimentar la sesión anual de la Academia de Ciencias Sociales y Humanidades de Castilla -La Mancha. Un trámite ordinario de un proyecto extraordinario que pretende aglutinar la inteligencia, la ciencia, la sabiduría y la sensibilidad de gentes de toda la Región sin atender a definiciones o clasificaciones. Solo se trata de encontrar espacios de trasmisión de experiencias y conocimientos en territorios afines.
La reunión se celebraba en la sede del Rectorado de la Universidad, situado en la vieja Casa de Misericordia, que el cardenal Lorenzana fundara en la ciudad en el siglo XVIII, tras su cierre reconvertida en cuartel militar. En ese espacio, antigua capilla de diseño inalterado, recuperado como lugar de reunión y encuentro, comenzaba el desarrollo del Orden del Día, la reelección del presidente Luis Arroyo Zapatero y vicepresidentes, la relación de nuevos académicos y la presentación de trabajos y proyectos que comprendían desde un Diccionario Biográfico de Castilla la Mancha, ya en la Red, pasando por la recuperación de Castillos, paisajes y rutas culturales, analizando el potencial del sector agroalimentario de la Región y recalando en lo que serán nuevas rutas por los paisajes mineros históricos de Castilla la Mancha. Un programa ambicioso desarrollado por gentes altruistas. En fin, en un lunes agitado se celebró un acto protocolario que da contenido a un proyecto interregional que pretende articular el potencial intelectual de una Comunidad Autónoma tan nueva como es Castilla- La Mancha.
Precisamente esta Academia de Ciencias Sociales y Humanidades por su dimensión y pluralidad ha conseguido el apoyo de distintas Diputaciones Provinciales y de la Junta de Comunidades para avanzar con proyectos de interés colectivo hacia un espacio de convergencia de los territorios que conforman la Región. Un punto de convivencia y futuro que posibilite desde el altruismo y la generosidad de personas en activo y otras jubiladas construir un sentimiento común de pertenencia, no fácil de conseguir. Comunidades con mayor experiencia han necesitado más de un siglo, al menos, para llegar al estadio en el que ahora se encuentran. Castilla-La Mancha, que apenas ha iniciado su andadura, aunque pueda parecer que lleva muchos años de existencia, es todavía un lugar joven en ese proyecto de confluencia territorial aunado o movido por idénticos objetivos. Tal vez el símbolo de ese proceso lo encarne el sobrio y diáfano paraninfo del Rectorado con sus minimalistas lámparas, diseñadas ad hoc por el arquitecto Diego Perís, en las que rayos hiperfeericos de fotones nucleares iluminan desde lo alto la actividad de cuantos allí se juntan. En esta reunión, los académicos antiguos y los nuevos, a la espera de sucesivas incorporaciones, avanzaron en los cimientos de un proyecto cuyos objetivos nos son otros que el incremento de la ciencia y la sabiduría, la belleza artística o paisajista de Castilla la Mancha, más cuantos campos de conocimiento puedan agregarse. Work in Progress.