J. Monroy / Toledo
Últimamente el Valle está de moda en Toledo por los variados proyectos que ha puesto el Ayuntamiento sobre la mesa, desde un anfiteatro natural para dos mil personas, a un mirador integrado en la unión por caminos con los Polvorines. Mientras tanto, la Asociación para la Recuperación del Bosque Autóctono (ARBA) acaba de levantar la voz de alarma por los efectos perniciosos para la flora protegida del entorno de un circuito de bicicletas de montaña.
ARBA Toledo denuncia «la mala gestión y el uso inadecuado que está sufriendo la zona del Valle, uno de los enclaves con mayor valor natural de Toledo, este entorno privilegiado alberga tanto flora protegida a nivel nacional y comunitario, como vegetación y hábitats escasos». Porque actualmente se encuentra amenazado por diversas presiones antrópicas, entre las que destaca la reciente construcción ilegal de circuitos para bicicletas de montaña. «El tránsito continuo de estos vehículos está generando un grave impacto sobre el suelo y las comunidades vegetales sensibles, especialmente la vegetación rupícola no nitrófila», se lamenta.
ARBA denuncia la eliminación de flora protegida en el ValleSegún ARBA, los efectos negativos derivados de estas actividades incluyen la pérdida de la estructura del suelo, el aumento de la compactación y la eliminación de la vegetación, lo que fragmenta aún más un hábitat ya de por sí amenazado. Como consecuencia, «se pone en peligro la flora protegida presente en la zona, como las poblaciones de Narcissus fernandesii, especie catalogada como 'En Peligro' a nivel nacional y registrada en el Atlas y Libro Rojo de la Flora Vascular Amenazada». Porque en las laderas con orientación Norte en el Arroyo de La Degollada, donde se había citado Narcissus fernandesii, ahora se ha encontrado un paso de bicicletas de montaña que ha levantado todo el suelo, eliminando ejemplares de esta especie protegida.
Asimismo, se pueden ver afectadas poblaciones de Ephedra fragilis, una especie declarada 'De interés especial' en Castilla-La Mancha, junto con hábitats de alto valor ecológico incluidos en la Directiva Hábitats y el Catálogo de Hábitats en Régimen de Protección Especial, tales como los encinales mediterráneos (código 9340) y las pendientes rocosas silíceas con vegetación casmofítica (código 8220).
Efectos devastadores. En definitiva, ARBA argumenta que la destrucción de las comunidades rupícolas, el incremento de la compactación del suelo, la creación constante de nuevos caminos por la escasa regulación del turismo en la zona y la acumulación de basura debido al uso irresponsable de este espacio natural están acelerando la pérdida de biodiversidad en este entorno. Estos impactos pueden tener efectos devastadores, comprometiendo la conservación de especies y la integridad de hábitats esenciales.
De modo que la Asociación para la Recuperación del Bosque Autóctono, considera fundamental «informar y advertir sobre estas malas prácticas. Es responsabilidad de todos proteger y conservar nuestro patrimonio natural. Ayúdanos a salvar el Valle».