Takkenberg-Krohn es un apellido toledano más. Lo es desde hace tiempo, desde que en las Navidades de 1989 se establecieran en la ciudad la fotógrafa de origen alemán Renata Takkenberg-Krohn y su hijo Federico y se integraran en su vida social y cultural; pero ahora lo es si cabe con mayor razón, después de que este San Ildefonso Renata recibiera el reconocimiento y el cariño de los toledanos, junto al título de Hija Adoptiva de la ciudad.
Renata llegó a Toledo de la mano del anticuario Pablo Sanguino, y se enamoró tanto de la ciudad que aquí se estableció hace tres décadas y media. No fue solo la ciudad, también fueron los toledanos, «porque te sientas en un banco y hablan contigo, aunque sea del tiempo, el contacto es muy fácil, y en todos mis libros han sido muy amables, me encantan». En este tiempo, Renata ha demostrado ese amor con nada menos que 400.000 fotografías de Toledo, que se han plasmado en cinco maravillosos libros, los dos volúmenes de 'Tesoros artísticos de Toledo' se sumaron otros dos de 'Patios de Toledo', uno sobre Santa Teresa y otro más sobre Julio Pascual. Finalmente, ha llegado recientemente 'Pasos por Toledo' es una recopilación de 610 instantáneas tomadas con cámara analógica.
Las imágenes de Renata son una crónica de un tiempo, pero también un catálogo impagable de obras de arte toledanas. «Aquí no me cansaba de hacer fotos», rememora. Fotografiaba con su cámara de carrete calles, personas, las placas de cerámica de las calles, yeserías o la forja de Julio Pascual, que buscaba por toda la ciudad. En aquellos primeros tiempos comenzó a hacer sus más de 2.400 fotografías de la Catedral a escondidas de los guardias, porque estaba prohibido hacerlas. Y poco a poco los toledanos le abrieron sus casas, conventos y monasterios le dejaron pasar y descubrió que «Toledo exteriormente es un tesoro, pero cuando pasas por las puertas de sus casas y conventos, se abre un universo». También los arqueólogos, cuyo trabajo ensalza, la llamaban cuando hacían algún descubrimiento para que quedara documentado.
Exaltación de Toledo. Con problemas de visión que hoy le impiden seguir fotografiando su Toledo, Renata lamenta que pueda haber gente en la ciudad con la vista en condiciones y que no la admire lo que se debe. Esta enamorada de Toledo y de sus vecinos no duda en hacer apología de las buenas restauraciones, de conservar «lo viejo» en patios y casas, huye del turismo masificado y pide a los toledanos que lean lo relacionado con su ciudad, porque aunque se hayan tirado casas «a mí Toledo me encanta, cuando llegas de Madrid y lo ves, ¡qué cosa más bonita! ¡Y me encanta vivir en Toledo!».