Fue en febrero de 2010, dos meses antes de la demolición de las 48 Viviendas Sociales, cuando la Empresa Regional del Suelo sacó a información pública el programa de actuación urbanizadora (PAU) por medio del cual iba a proceder a la renovación urbana del entorno, un proyecto que contaba con el acuerdo entre la Junta de Comunidades y el Ayuntamiento de Toledo y una subvención de dos millones y medio de euros procedentes del Ministerio de Vivienda.
El proyecto incluía un PERI que incluía la apertura de tres nuevas calles interiores, la creación de zonas verdes y la reserva de parcelas dotacionales y residenciales con capacidad para 298 pisos. Las obras de la nueva urbanización se valoraron en 4,3 millones de euros para un proyecto de 45.000 metros cuadrados de los cuales 5.100 eran para zonas verdes y 3.245 para la construcción de edificios para servicios públicos. En estas nuevas calles se iban a crear 814 plazas de aparcamiento e instalarse una red de abastecimiento de agua reutilizada para regar.
La idea era aprobar el PERI en junio de aquel año dejarlo todo listo para licitar las obras de urbanización. Ordenación del Territorio calculó que la posterior construcción de las edificaciones aumentaría el monto de la inversión hasta 55 millones de euros. Sin embargo, el proyecto nunca se adjudicó.
Hace tres años. Aquel fue un primer proyecto que se perdió por el camino, pero no el único. En 2021, el Ayuntamiento ejecutó la primera fase del proyecto de mejora y adecuación urbana del paseo Escultor Alberto Sánchez. El día de su visita a las obras que se estaban iniciando, la entonces alcaldesa, Milagros Tolón, anunció que ya se estaba trabajando en la segunda fase del proyecto, en la zona más cercana a la antiguas 48 Viviendas. Ya entonces era una zona tremendamente deteriorada donde los distintos Gobiernos de Tolón habían ido realizado inversiones previas desde 2015. En aquel momento se estaban levantando los dos bloques de viviendas y la intención del Ayuntamiento era plantear la urbanización cuando se terminaran.