Toledo se está volcando en la mejora de su movilidad y el equipo de Gobierno municipal lleva meses trabajando para poner en marcha el proyecto de zonas de bajas emisiones (ZBE) a pesar de que todavía no se pueda anunciar una fecha concreta. Sin embargo, desde hace semanas se están instalando en distintos puntos de la ciudad las nuevas cámaras de control de movilidad que facilitarán la renovación de la Sala Turriano, encargada del control de tráfico en las principales vías.
Según lo planificado, el Ayuntamiento instalará 86 cámaras fijas con ocr para identificación de los vehículos que accedan por las principales entradas a la ciudad, y 20 cámaras de vídeo más para la supervisión de tráfico que se sumarán a las que ya operaban desde hace años en la Sala Turriano con el objetivo de visualizar el tráfico a tiempo real en distintas zonas de la ciudad.
El proyecto plantea un total de 43 puntos de instalación, de los cuales 28 son relativos al control de acceso, a los que se suman otras quince ubicaciones orientadas a la instalación de cámaras de vigilancia. Tampoco se descarta la adquisición de más cámaras en los próximos meses si no se ha agotado la subvención.
Las cámaras ya han comenzado a instalarse en distintos puntos de la ciudad - Foto: David PérezEl nuevo equipamiento en la vía pública se concentra en los accesos a la ciudad, con importante presencia en las proximidades de Valparaíso, La Legua y Vistahermosa, las zonas más nuevas de la ciudad; los accesos al Casco Histórico y en especial barrios como Santa Bárbara, concretamente en el Paseo de la Rosa, y Santa María de Benquerencia. Este último barrio acapara la mayor parte de puntos de instalación, contando con la zona residencial y la industrial, según se desprende del pliego de condiciones del contrato de la conservación y explotación de las instalaciones de tráfico, movilidad y zonas de bajas emisiones, que se encuentra en tramitación, con un valor estimado de 2,7 millones de euros.
Con esta mejora, Toledo dará un avance importante en esa nueva movilidad más sostenible y respetuosa con el ámbito medioambiental que se exige por normativa, a raíz del Real Decreto 1052/2022, de 27 de diciembre por el que se regulan las Zonas de Bajas Emisiones en ciudades de más de 50.000 habitantes.
En principio, el proyecto, ligado a la Ley de Cambio Climático y Transición Energética, dispone de una subvención de 3,7 millones de euros ligada a fondos europeos, y tenía que haber tenido el plan de ZBE en 2023, pero se consiguió una prórroga de 18 meses que también se ha agotado. Pese a todo, el Ayuntamiento está volcado en la iniciativa, con un estado de ejecución del 60%, y calcula que toda la infraestructura necesaria estará desplegada en octubre.
La lista de dispositivos y nueva señalización es larga e incluye también una veintena de estaciones de aforo, que facilita la detección, el conteo y la clasificación de vehículos; tres paneles de mensaje variable que informarán sobre las posibles restricciones a zonas de la ciudad en caso de niveles altos de contaminación o eventos que lo requieran; y tres paneles de ocupación de aparcamientos que se suman a los que ya funcionan en la ciudad.
Al mismo tiempo, la concejalía de Movilidad tiene previsto instalar señales ocultas en Docecantos, Bisagra y el Paseo de Recaredo para indicar la prohibición de acceso a las Zonas de Bajas Emisiones, con lo que estos carteles informativos únicamente se visualizarán cuando se activen por un evento externo.
En este caso, es necesario recordar que en el Casco Histórico se plantea una Zona de Bajas Emisiones Permanente que se regulará por la ordenanza correspondiente que están elaborando los técnicos municipales. Esta medida se complementará con esa ampliación de cámaras, de señalética y de otros dispositivos orientados a una mejor gestión de la movilidad.
La singular orografía del Casco y su actividad, tanto la comercial como la educativa, añaden dificultades a la hora de intentar limitar el acceso a pesar de las medidas de peatonalización que operan desde hace años a través de las pilonas retráctiles.
Otras iniciativas. El fomento del transporte público es uno de los fines de la nueva movilidad en las ciudades que puede evitar el abuso del vehículo particular. Para ello, desde la Concejalía de Movilidad se ha apostado por sustituir los 31 reguladores de tráfico en los semáforos para lograr la prioridad de paso de los autobuses.
La digitalización es otro de los puntos fuertes del proyecto. La idea se sustentará en la creación de una plataforma de movilidad inteligente que abrigue los nuevos sistemas y los existentes en la ciudad, y lleve integrada a su vez la gestión y tramitación automatizada de las denuncias a los vehículos que cometan infracciones por incumplimiento de la normativa todo el acceso regulado.
Por otro lado, la gestión integral de la movilidad urbana en Toledo también exige medidas que posibiliten la reducción de los niveles de contaminación, la búsqueda de espacios más habitables y la reducción del tráfico rodado.
En este contexto, también se ha evaluado la necesidad de instalar cuatro equipos de medición de calidad de aire atendiendo al «concepto Smart», como indica el pliego de condiciones, es decir, evaluando la previsión de uso de las infraestructuras existentes, optando por una solución de fácil instalación y mantenimiento. De momento, está previsto instalar cuatro medidores, el más completo en el Casco Histórico, y los tres restantes se repartirán en Buenavista, el Paseo de la Rosa (Santa Bárbara) y la biblioteca del Polígono.
El despliegue de toda esta infraestructura en la vía pública de prácticamente toda la ciudad garantiza que el Ayuntamiento de Toledo disponga de suficientes herramientas de análisis de avanzado para la toma de decisiones estratégicas en movilidad a tiempo real. Por tanto, la ciudad pondrá el foco en limitar el tráfico rodado en la zona ZBE, es decir, en el Casco Histórico, fomentar el transporte público, reducir la contaminación y el tráfico, y rebajar la accidentalidad; entre los objetivos principales.