Muchas son las voces que acusan a Rusia de crímenes de guerra tras la matanza de civiles en la ciudad de Bucha, lo que lleva a plantearse si Putin acabará sentado en el banquillo. Un interrogante sobre el que intenta arrojar luz el catedrático de Derecho Internacional Ángel Sánchez Legido.
Pese a la máxima latina Inter arma enim silent leges (Cuando las armas hablan, callan las leyes), atribuida a Cicerón, en la guerra «no todo vale», advierte este miembro de la Asociación Española de Profesores de Derecho Internacional y Relaciones Internacionales.
Casi 40 países, entre ellos España, han presentado una demanda colectiva contra Rusia en la Corte Penal Internacional (CPI) por crímenes de guerra en la invasión de Ucrania, después de que el fiscal jefe, el británico Karim Khan, decidiera abrir una investigación.
El catedrático asegura que hay «fortísimos indicios» de que se están cometiendo crímenes de guerra. Pero, ¿cómo se demuestra? Los medios de prueba son los mismos que los de cualquier procedimiento judicial, con las dificultades de estar inmerso en un conflicto armado. En definitiva, se trata de determinar las circunstancias concretas en las que se cometieron los hechos.
Tomando como ejemplo la masacre de, indica que las imágenes de satélite pueden constatar la fecha exacta en la que ocurrieron las muertes o si los cadáveres estaban en las calles cuando los soldados rusos abandonaron la zona. Además, a través de exámenes forenses, se puede establecer si los fallecidos tenían las manos atadas a la espalda antes de que les disparasen.
A su juicio, es «evidente» que se han cometido «gravísimos actos contra la vida y la integridad de personas protegidas en un conflicto armado», aquellas que no participan directamente en las hostilidades. «Las ejecuciones en Bucha o los ataques deliberados contra la población civil en Irpin o en Mariúpol son crímenes de guerra de libro», zanja.
Conforme avancen las investigaciones, el siguiente paso, señala, podría ser la emisión de una orden de detención internacional contra el presidente ruso, Vladimir Putin, por parte de la CPI. «Y todo parece apuntar a que va a llegar más pronto que tarde». No obstante, aunque espera que pueda ser algún día juzgado, recalca que verle sentado en el banquillo es «muy difícil» mientras esté en el poder.